Es posible asegurar que no hay ni ha habido otra como ella en el tenis. Serena Williams es una de las pocas personas –hombres o mujeres- que ha conseguido todos los títulos de los Grand Slam en un mismo año. Ha sido descrita como la mejor atleta femenina de la historia, no sólo por su cantidad de trofeos, incluidas cuatro medallas olímpicas, sino porque ha revolucionado el deporte con su personalidad y actitud. Con un cuerpo atlético y curvilíneo, redefinió el concepto de sensualidad bajo sus propios términos. Desde el año 2007 ha acumulado títulos y récords y más títulos. Y quizás uno nunca sea igualado: en 2017 ganó el abierto de Australia, estando en sus primeras semanas de embarazo.
Nació en una familia de origen humilde; su padre comenzó a entrenarla a ella y a su hermana Venus, según lo aprendido en videos y libros de tenis. Dos horas diarias de entrenamiento cuando tenía sólo tres años la convirtieron en la jugadora que es hoy. A finales de los años ochenta su padre decidió instalar a la familia en Compton, California, un barrio con muchas pandillas, para que sus cinco hijas vieran la realidad de la vida y entendieran que, si no trabajaban duro, terminarían en la calle. Fue en ese ambiente que las hermanas Serena y Venus se esforzaron aún más por entrenar, aunque a veces no tuviesen ni una red para pelotear.
El buen desempeño de las hermanas Williams en el ranking adolescente hizo que la familia se cambiara de casa a principio de los años noventa, esta vez el destino fue Miami. Bajo palmeras y aguas turquesas Serena entró con 14 años al ranking profesional de tenistas en 1995; dos años después había ascendido en el ráking ATP del lugar 304 al 99. En 2003 ya había ganado el Abierto de Francia, el U.S. Open, Wimbledon y el Abierto Australiano, convirtiéndose en una de las seis personas que han completado una carrera de Grand Slam; hoy tiene 23 Grand Slams individuales, más los triunfos en dobles junto a su hermana. Por supuesto que a veces sus logros son minimizados, ante quienes consideran al tenis femenino como de segunda clase frente al masculino; Serena Williams ha tenido que soportar todo tipo de comentarios sobre su desempeño y apariencia, y sigue triunfando.
Su estilo en la cancha no ha pasado inadvertido. Junto a su hermana le dieron al tenis el glamour que la ropa deportiva no tenía antes. Usando corsets, poleras con aplicaciones brillantes, colores neón y animal print, han cambiado el sentido de la moda en el tenis, y plasmado una expresión de su personalidad y originalidad.
Con la posibilidad de seguir sumando trofeos a la larga lista que ya posee, Serena Williams se ha transformado en una fuerza imparable del deporte y una ídola total para todos quienes no dejan de admirar su poderío cuando sostiene la raqueta.
* Esta bacana es parte de nuestro libro Mujeres Bacanas y podcast.