La afrodescendiente brasileña Lélia Gonzalez fue precursora de los estudios sobre la intersección de raza, género y clase. Cofundó el Instituto de Investigación de las Culturas Negras (IPCN), el Movimento Negro Unificado (MNU) y el Coletivo de Mujeres Negras N’Zinga. Historiadora, filósofa y antropóloga, acuñó el término “Améfrica Ladina” para referirse a una perspectiva afrolatinoamericana y amerindia de Latinoamérica.
Hija de una mamá asesora del hogar descendiente de indígenas y un papá obrero negro, fue la penúltima de 18 hermanos. Cuando tenía siete años la familia se mudó de Belo Horizonte a Río de Janeiro gracias a que a su hermano, el futbolista Jaime de Almeida, lo contrató el club Flamengo. Trabajó como niñera y estudió en una institución de élite donde experimentó un blanqueamiento cultural.
Se licenció en Historia y Filosofía; más tarde hizo un máster en Comunicación Social y un doctorado en Antropología Política. Trabajó como profesora en escuelas públicas. En 1964, se casó con el español Luiz Carlos Gonzalez; la familia de él no aceptó la relación. Tras el suicido de su esposo al año siguiente, buscó aliviar su dolor en el candomblé, una religión afrobrasileña, y en el psicoanálisis. Diez años después cofundó el IPCN y el Colegio Freudiano de Río de Janeiro.
En 1976 impartió el primer curso institucional sobre cultura negra en Brasil. En plena dictadura participó en la movilización que surgió en São Paulo para exigir justicia racial y que dio paso a la creación del MNU. Militó en el Partido de los Trabajadores, luego se unió al Partido Democrático Laborista.
Docente de Cultura Brasileña y jefa del departamento de Sociología y Política en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, integró el Consejo Nacional de Derechos de la Mujer. Autora de libros y artículos, propuso una visión feminista de carácter multirracial y multicultural. Luchó por la redemocratización de Brasil y redactó propuestas del movimiento negro para la Constitución de 1988.