Abogada originaria de Túnez, Gisele Halimi fue un nombre fundamental en el feminismo francés; dedicó su vida a la lucha por la igualdad y representando casos emblemáticos frente a la justicia. Nació en La Goleta, en Túnez, en una familia judía muy tradicional que veía el nacimiento de una mujer en la familia como una desgracia. Desde pequeña Gisele se quiso rebelar, y a los quince años se negó a un matrimonio arreglado y consiguió permiso para irse a estudiar Leyes a Francia. Su segundo marido, Claude Faux, era secretario de Jean Paul Sartre, y Halimi se hizo muy cercana a Simone de Beauvoir.
Gisele Halimi abogó por la independencia de Argelia, y representó a Djamila Boupacha en 1960, parte del Frente de Liberación que había sido acusada de poner una bomba, y luego violada por soldados franceses. Halimi volvió mediático el caso que terminó en condena de muerte, pero luego logró amnistía. Otro caso emblemático que Halimi defendería más adelante fue el de dos ciudadanas belgas, quienes acusaron a tres hombres franceses de violarlas mientras acampaban. Se logró la condena, y más adelante, en 1980, sería uno de los casos que facilitaron que la violación fuera considerada delito en Francia, con quince años de reclusión.
En 1971 Gisele Halimi fue una de las firmantes de el manifiesto de las 343, una declaración pública donde ese número de mujeres decían haberse sometido a un aborto, en la búsqueda de la despenalización. Parte del movimiento Elegir la causa de las mujeres, Halimi ayudó a que Simone Veil lograra finalmente que el aborto fuera legal en Francia a partir de 1974. Fue elegida como miembro de la Asamblea Nacional en los años ochenta representando al partido socialista, fue diputada y fue embajadora de Francia en la Unesco. Madre de tres hijos, publicó también más de una decena de libros. Murió a los 93 años.