El feminismo no sería lo mismo sin una de sus primeras pensadoras y filósofas: Simone de Beauvoir, escritora, intelectual, existencialista y autora de El Segundo Sexo (1949), libro que instaló la noción de la opresión hacia el género femenino y cómo las mujeres, hasta entonces consideradas madres, hijas o hermanas, debían recuperar su identidad y propósito personal.
De familia burguesa Simone fue criada bajo un estricto catolicismo, pero a los 14 años tuvo una crisis de fe que la transformó en atea. Ese quiebre la determinó, por la libertad que sintió al renunciar a una creencia preestablecida. Desde entonces Simone se dedicó a reflexionar sobre la existencia. La primera guerra mundial afectó las finanzas familiares y perdió su dote, lo cual la libró de tener que buscar marido. En cambio, se dedicó a estudiar matemáticas y lenguaje y fue la novena mujer en graduarse de la Universidad de la Sorbonne, donde estudió filosofía.
A los 21 años conoció al también estudiante Jean-Paul Sartre; juntos encarnaron una dupla romántica e intelectual emblemática del siglo XX. No se casaron ni convivieron y cada tanto generaron escándalo por llevar una relación polígama y bisexual. Simone y Jean Paul no estaban dispuestos acatar las estructuras impuestas por la sociedad; para ellos lo fundamental era la libertad.
En 1949 Simone publicó El Segundo Sexo, una de las piedras fundamentales del feminismo moderno. Ahí postuló que la mujer no nace, sino que se hace, como parte de una construcción de la sociedad. Históricamente, afirmó la filósofa, la mujer ha sido relegada a roles secundarios, una existencia oprimida donde no se deja espacio para la trascendencia sino que solo para la inmanencia. Y las mujeres, esclavas de sus cuerpos por la reproducción, estarían obligadas a permanecer en el sistema patriarcal. Por supuesto que el libro causó controversia y hasta fue considerado pornográfico. Hoy es un texto fundamental para el género.
Además, De Beauvoir tomó posición política en contra de la guerra de Vietnam y a favor de la independencia de varios países. También fue activista por los derechos femeninos y por el aborto. A más de 30 años de su muerte, enterrada junto a Sartre en el cementerio de Montparnasse, la obra de esta francesa sigue siendo una referencia fundamental del feminismo e inspiración para las mujeres y el cuestionamiento de su rol en la sociedad.
* Esta bacana es parte de nuestro libro Mujeres Bacanas.