La Buksh Foundation entrega microcréditos para proyectos de energías renovables en Pakistán; hasta hoy y desde 2009, han entrenado a 135 mujeres pakistaníes para llevar energía solar a comunidades aisladas en el país, que no tienen electricidad. Se les entregan linternas solares, se les enseña a usar la estación y paneles de carga, y estas “mujeres de luz” de la aldea se las rentan por centavos al resto de los vecinos, generando un ingreso que les cambia la vida. La mujer a cargo del proyecto es Fiza Farhan, de 29 años, elegida por la revista Forbes como uno de los 30 menores de 30 a destacar a nivel global, y hoy, consejera de ONU mujeres.
La Buksh Foundation ha ayudado a llevar energía a 110 aldeas, lo que tiene impacto directo en la calidad de vida de 27.500 pakistaníes. Fiza Farhan dice que quiso apuntar directamente a los problemas de pobreza más simples: no tener luz eléctrica y vivir, en el siglo XXI, con lámparas de kerosene. “Nuestro acercamiento fue distinto desde el primer día”, ha explicado Farhan. “Nuestro microfinanciamiento desafiaba las reglas; por ejemplo, en micro finanzas darías préstamos de pequeños montos, lo que significa nada para armar una empresa – y los préstamos se le dan a cualquiera. Cuando no estás chequeando la capacidad de crédito del cliente, ¿cómo esperar que el mecanismo sea sostenible? Está destinado al colapso. Es muy fácil dar dinero, la gente lo tomará, lo difícil es tenerlo de vuelta. Cuestionamos estas normas, queríamos crear emprendimientos, no clientes. Es muy lindo decir, sí, tengo mil clientes, ¿pero qué están haciendo con sus vidas?”.
Para Farhan, la idea es que una vez que entregan un microcrédito a las mujeres seleccionadas de la aldea para el proyecto de energía, ellas puedan emprender y cambiar su vida: que no vuelva por más, sino que aprenda a generar lo propio. Y eso lo cruza con energía renovable, y la necesidad de modernizar partes rurales y pobres de su país.
“El emprendimiento social es algo vital para Pakistán; el sector público no está entregando lo que necesitan las comunidades. Sin embargo, el emprendimiento social debe venir con la mentalidad y
espíritus adecuados, que vengan con beneficios económicos para todos quienes están incluidos, beneficios sociales, beneficios ambientales, amplio impacto en la comunidad, no sólo en la aldea sino que en el país. Ahí siento que el emprendimiento social justifica su éxito”.
Este año, Farhan fue nombrada miembro del primer panel de ONU Mujeres dedicado al empoderamiento económico, que busca crear una agenda con metas para el 2030 de desarrollo sustentable.