Fue una de las primeras mujeres públicas en usar traje de baño de una sola pieza, en lugar de los pantalones que estaban permitidos en esa época. Más allá de ese hito rupturista y moderno, Annette Kellerman fue una destacada nadadora profesional australiana, estrella de cine, escritora y emprendedora. Además se la acredita como la inventora de la natación sincronizada tras su actuación en el año 1907 en el New York Hippodrome.
Nació en Australia, hija de padres músicos, y cuando tenía seis años un problema físico en sus piernas hizo que utilizara un aparato ortopédico. Para ayudarla a superar esta discapacidad sus padres la inscribieron en clases de natación. A los pocos años sus piernas eran ya prácticamente normales y cuando cumplió 15 ya sabía nadar en todos los estilos de natación y ganó su primera carrera. En 1902, Anette ganó campeonatos femeninos en Nueva Gales del Sur con el tiempo récord de 1 minuto 22 segundos y 33 minutos y 49 segundos respectivamente. El 24 agosto de 1905, con tan solo 19 años, fue una de las primeras mujeres en intentar cruzar el Canal de la Mancha. Tras tres intentos desistió.
En 1907 después de realizar una actuación del primer ballet acuático en un tanque de vidrio en el Hipódromo de Nueva York, Kellermann popularizó natación sincronizada y el éxito de su traje de baño -más osado que las enaguas de la época-, hizo que comenzara su propia línea de moda y fuese todo un icono. Sin embargo, aunque se encontraba en el apogeo de fama, fue arrestada por “indecente” en Revere Beach, Massachusetts.
Siempre atrevida, en 1916 se convirtió en la primera actriz reconocida en hacer una escena completamente desnuda, fue en A Daughter of the Gods. En la mayoría de sus cintas Kellermann realizaba aventuras acuáticas y preparaba sus propias acrobacias. Para The Mermaid (1911), incluso diseñó y fabricó sus propios trajes de baño de sirena. Además de su carrera cinematográfica y deportiva, escribió varios libros, entre ellos Cómo nadar (1918) y un libro de cuentos infantiles. Kellermann, vegetariana de toda la vida, fue dueña de una tienda de alimentos saludables en Long Beach, California. Permaneció activa hasta la vejez, no paró de nadar y hacer ejercicio hasta poco tiempo antes de su muerte.