Su lente dio vida al archivo imprescindible de la cultura argentina con retratos de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Ernesto Sabato, Gabriel García Márquez, Alejandra Pizarnik y María Elena Walsh, quien fue su pareja durante décadas. A los 92 años, murió la fotógrafa, editora y gestora cultural, Sara Facio.
Nació en San Isidro, Provincia de Buenos Aires. En 1953 se graduó en la Escuela Nacional de Bellas Artes, y dos años después, gracias a una beca del gobierno francés, partió a Europa a estudiar Historia del arte. Allá se reunió con su gran amiga, la también fotógrafa Alicia D’Amico. Ambas compraron sus primeras cámaras fotográficas, recorrieron museos, viajaron y comenzaron a sacar fotos como pasatiempo. De vuelta en Argentina ambas decidieron dedicarse a la fotografía.
Sara fue una activista de la disciplina y se empeñó en significarla artísticamente, de manera que tuviera un lugar en los museos, y también darle estatus de profesión. En 1968 publicó Buenos Aires, Buenos Aires, el primer libro de fotos firmado por Facio y su tutora Annemarie Heinrich, con texto de Julio Cortázar. En 1976 vino Humanario, una serie de fotos de institutos psiquiátricos, nuevamente con textos de Cortázar. El icónico retrato del escritor con un cigarrillo en la boca (1967) fue obra de Facio. La fotografía en la Argentina: desde 1840 a nuestros días, también fue una de sus más importantes publicaciones.
En 1973 fundó la primera editorial argentina dedicada a libros fotográficos de autores latinoamericanos, La Azotea. Dirigió la Fotogalería del Teatro San Martín de Buenos Aires, en 1998 creó la primera colección fotográfica de Patrimonio Nacional, para la cual donó 50 obras de su colección personal. Trabajó hasta el final en la Fundación María Elena Walsh, para velar por el legado de su gran amor y compañera.
Sara Facio recibió numerosos premios como el Konex de Platino como Mejor Fotógrafa de la década (1992) y el Premio Nacional a la Trayectoria Artística. En 2011 fue nombrada Ciudadana Ilustre de Buenos Aires.