Es la única mujer honrada en exclusiva con un elemento en la tabla periódica; el meitnerio que corresponde al elemento químico 109. Lise Meitner fue una física teórica austriaca que investigó sobre radiactividad y física nuclear. De hecho formó parte del equipo que descubrió la fisión nuclear, un logro por el cual su compañero de trabajo Otto Hahn recibió el Premio Nobel, lo cual la hace parte de la lista de mujeres que no recibieron justo reconocimiento en su momento. Meitner además era de origen judío y tuvo que lidiar con el racismo nazi. La austriaca además fue la segunda mujer en conseguir un doctorado en física en la Universidad de Viena y la primera de toda Alemania en lograr el puesto de profesora titular de física en la Universidad de Berlín.
Nació en Viena en 1878 en el seno de una estudiosa familia judía y en 1901 fue una de las cuatro jóvenes que aprobaron el examen de admisión a la universidad. Una vez egresada decidió mudarse a Berlín para seguir sus estudios en radioactividad. Comenzó a trabajar en el laboratorio de Max Planck donde conoció a Otto Hahn y juntos constituyeron una prolífica dupla de investigación que descubrió el protactinio en 1918. Fue profesora en el Instituto de Kaiser Wilhelm y en la Universidad de Berlín hasta 1933, cuando el régimen nazi comenzó a hostigarla por sus raíces judías y tuvo que renunciar al puesto de profesora. A finales de 1938 abandonó Alemania -forzada por las Leyes de Núremberg- y se unió al Instituto de Manne Siegbahn en Estocolmo. Meitner, junto a Otto Hahn y Fritz Strassmann, produjeron el primer ejemplo de la fisión nuclear creada por el ser humano, aunque no se dieron cuenta en el momento. La físico recién recibió reconocimiento cuando le fue concedido el Premio Enrico Fermi en Estados Unidos en 1966 por haber sugerido la existencia de una reacción nuclear en cadena, con lo que contribuyó al desarrollo de la bomba atómica. Meitner se naturalizó ciudadana sueca y en 1960 se trasladó a vivir al Reino Unido. Murió en Cambridge a los 90 años y su sobrino y colaborador, Otto Frisch, escribió en su lápida, «Lise Meitner: una física que nunca perdió su humanidad».