Helen Clark ha sido la primera mujer en diversas posiciones de poder en Nueva Zelanda: lo hizo como la Primera Ministra electa de su país (durante tres períodos entre 1999 y 2009) y como la primera mujer en administrar el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Y es que con más de 40 años de carrera profesional defendiendo la igualdad de las mujeres, atacar la emergencia climática y el crecimiento sustentable –con una agenda pionera en su país–, Clark se ha convertido en una mujer que no le teme al poder y que ha sabido usarlo en favor de quienes más lo necesitan.
Graduada de la Universidad de Auckland, desde su adolescencia se vio interesada por temas relacionados con la política. Luego, mientras era profesora universitaria entró a la política local en 1974, y en 1984 fue elegida en el Parlamento de Mount Albert, cargo que ocupó hasta que renunció en el 2009. Mientras estuvo en el Parlamento pasó por diferentes ministerios durante el gobierno del partido Laborista. Fue así como llegó a convertirse en Primera Ministra.
Helen hizo importantes cambios para su país, lo que la posicionó como una de las mujeres más destacadas de Nueva Zelanda. Entre algunos de sus logros se encuentran la creación de un fondo de jubilación, el aumento del salario mínimo o la introducción de licencias para padres cuando tienen hijos.
En el PNUD estuvo durante ocho años como Administradora. Allí, su labor fue modernizar la organización para que sea capaz de enfrentar los nuevos desafíos del mundo. Su tarea estuvo principalmente enfocada en la promoción en las necesidades de los pobres y marginados, la promoción de los derechos de las mujeres y de las comunidades LGBTI, los refugiados y la protección del medio ambiente. El año pasado se publicó su libro Mujeres, igualdad, poder, una colección de discursos donde se celebran los logros de una increíble mujer que sigue luchando por el cambio, y donde se invita a otras líderes del mundo para que hagan lo mismo.