Tiene 92 años, 3.5 millones de seguidores en Instagram. A la famosa influencer estadounidense Baddie Winkle, también conocida como Helen Van Winkle, le gustaría ser una modelo a seguir para las adultas mayores. “Recordarles que una está aquí una vez y es para pasarlo bien”.
A las 8:30 despierta, enciende la tele, toma un café mientras fuma cigarros. Asiste a misas los domingos, vistiendo una tenida distinta cada vez, pese a que en un momento culpó a dios por todas sus desgracias. Ha sido rostro de distintas campañas. En una oportunidad, Miley Cirus la invitó a los MTV Video Music Awards.
Siete personas conformaban su familia; nunca se pareció a ninguna de ellas. No se hablaba de sexo, no se consumía alcohol, las drogas eran algo desconocido. Nació en los años de la Gran Depresión, por lo que no tenían mucho dinero. Aunque pensaba que era la niña más pobre del campo en todo Hazard, Kentucky, soñaba con ser estrella de cine.
Cuando celebraba su aniversario de 35 años de matrimonio, Earl, su esposo, murió en un accidente automovilístico. Dos décadas después su hijo falleció a causa de cáncer. Luchó años tratando de superar sus muertes, hasta que se mudó con su hija a vivir a Knoxville e inició un nuevo capítulo en su vida gracias a su fama virtual. Se había convertido en “Baddie”.
Fue en 2014, su bisnieta Kennedy subió una foto de ella a internet. Vestía pantalones cortos, una polera teñida como arcoíris y calcetines con estampado de hojas de marihuana rosa neón. “Paz y amor”, como se tituló la imagen, le gustó a miles de personas y gente que nunca había conocido comentó cuánto amaban su estilo.
Sus atuendos coloridos y extravagantes comenzaron a llamar la atención de todo el mundo, la ayudaron a superar su tristeza. Se atrevió a hacer cosas “salvajes”, hizo una lista de todo lo que quería hacer. Desde “sacudir mi trasero en una clase de Samba en Río hasta sobrevolar en helicóptero el Gran Cañón”. Sus lemas son simples: sé amable, trabaja duro y usa lo que quieras.