De niña prodigio de Hollywood a ser la primera jefa mujer de protocolo de Estados Unidos y diplomática, Shirley Temple tuvo mucho más que una carrera cinematográfica.
Shirley nació en California y desde muy pequeña se interesó en el canto, danza y teatro, y su talento hizo que fuera contratada por diferentes estudios de cine lo que la llevó a convertirse en la actriz más joven en ganar un Oscar, con solo seis años en 1934. Su carrera como actriz infantil ha sido una de las más exitosas de Holywood, donde su inolvidable talento para bailar claqué junto al famoso bailarín afroamericano Bill “Bojangles” Robinson en películas como The Little Colonel, The Littlest Rebel y Rebecca of Sunnybrook Farm, pasaron a la historia del cine.
Al pasar a la adolescencia Shirley se retiró del cine para darle un vuelco a su vida y comenzar a participar del mundo de la política. En 1967 postuló al congreso, y aunque no tuvo éxito, comenzó a ser seleccionada para diversos puestos diplomáticos y como delegada de Estados Unidos en conferencias y cumbres internacionales. En 1969 fue nombrada delegada de las Naciones Unidas por el presidente Nixon, y un par de años más tarde embajadora estadounidense en Ghana.
Hizo historia fuera de la pantalla grande al ser nombrada en 1976, como la primera mujer jefa de protocolo de Estados Unidos, cargo que implicó la organización de todas las ceremonias, visitas y regalos del departamento de estado a líderes extranjeros, además de la coordinación de temas de protocolo con todas las embajadas y consulados del país.
Además Temple fue reconocida como la primera funcionaria honoraria del servicio extranjero en toda la historia de Estados Unidos por el Secretario de Estado, George Shultz. Fue parte de la junta directiva de grandes empresas, como “The Walt Disney Company” y parte de organizaciones sin fines de lucro, entre ella la Universidad de Stanford y la UNESCO.