Artista del barro, Reinata Sadimba es considerada la ceramista más importante de Mozambique. Con su rostro adornado por los característicos tatuajes de la cultura makonde, crea fantásticas esculturas inspiradas en sus experiencias personales que representan el universo de las mujeres con figuras antropomórficas.
Huérfana de padre, creció con su mamá y tres hermanos en la meseta de la Mueda, al norte de Mozambique. Perteneciente a la etnia makonde, en la que los hombres hacen objetos domésticos, figuras decorativas y máscaras con madera, Reinata recibió la educación tradicional de su pueblo que incluía la fabricación de objetos utilitarios de arcilla.
Cuando tenía siete años aprendió el arte de la alfarería de su mamá. Hacía vasijas tan grandes que a veces no las podía ni cargar. Luego se dedicó a moldear el barro y vender sus creaciones para ayudar a su familia. Siendo muy joven se casó y se divorció dos veces, tuvo ocho hijos de los cuales solo sobrevivió uno.
Se unió al Frente de Liberación de Mozambique. Produjo los recipientes de barro necesarios para las diferentes funciones de la vida de los guerrilleros. Debido a la Guerra Civil que se inició tras el fin de la ocupación portuguesa, y que duraría más de dos décadas, en 1985 emigró junto a su hijo a Tanzania para vivir con una hermana en la ciudad Dar-es-Salaam.
Motivada y financiada por una pareja de amigos suizos que había conocido años antes en su comunidad, dejó fluir su arte. Expuso en pequeñas salas y en mercados artesanales. En 1992 regresó a su país e hizo su primera muestra individual. Augusto Cabral, el entonces director del Museo de Historia Natural de Mozambique, le ofreció un espacio dentro de las instalaciones para que armara su taller.
La ceramista ha realizado exposiciones en distintos lugares del mundo y sus obras forman parte de diversas colecciones, tanto públicas como privadas. En 2010 el Fondo para el Desarrollo Artístico y Cultural de Mozambique le otorgó un premio en reconocimiento de su trayectoria como artista.