Conocida como el “Soldado Medeiros”, María Quitéria de Jesús se vistió y presentó como un hombre en las listas del ejército brasileño, convirtiéndose en una heroína de la independencia de ese país al combatir frente a la colonia portuguesa.
Proveniente de una familia acomodada, pues su padre era un terrateniente de buena situación, María creció en el actual estado de Bahía y tras la temprana muerte de su madre tuvo un rol fundamental en el cuidado de sus hermanos. Desde pequeña se demostró como una persona que defendía sus convicciones y poseía una personalidad libre. Pese a que no tuvo una formación académica y fue analfabeta, se desarrolló en distintas disciplinas como montar a caballo, la caza y el manejo de armas, actividades rurales y connotadas como masculinas que se sobreponían a las labores domésticas.
En 1822 María estaba a punto de casarse cuando se desencadenó la lucha independentista en el país, y se buscaban a hombres que se enlistaran. En la familia de Quitéria sus hermanos aún no estaban en edad, por lo mismo su padre tampoco fue convocado por las fuerzas militares del príncipe Pedro de Braganza. María no dudó en unirse al ejército, pero ante la negativa de su padre, la joven huyó y buscó la forma de entrar en las filas de manera desapercibida. Es por esto que se cortó el pelo, vistió de hombre y se unió a los combatientes bajo el nombre de “Soldado Medeiros”.
Pese a que el padre se enteró de la acción de María y con eso se dio a conocer su verdadera identidad frente al ejército, el Mayor Silva y Castro mantuvo en sus filas a Quitéria pues su habilidad con las armas y disciplina la hacían merecedora de un puesto en la milicia libertadora. Una vez revelada, cambió su uniforme a una falda y combatió a las tropas portuguesas llegando a ser ascendida, en primera instancia, a cadete, y tras el fin del conflicto, el príncipe le otorgaría el grado de alférez, convirtiéndose en la primera heroína patriótica de su país.