Nació en Cartago, al interior de Colombia, pero a los dos años se instaló en Cartagena de Indias, en la costa del país. Pasó su infancia en la finca de su abuela, un lugar donde la cocina era el epicentro de operaciones de la familia y los trabajadores. Leonor Espinosa se transformó con los años en la mejor chef de Latinoamérica y en embajadora de los sabores colombianos.
Leonor hubiera querido estudiar Arte, pero su familia le pidió que pensara en algo más tradicional, de manera que terminó cursando Economía. Se casó joven y a los veintiún años tuvo a su hija, Laura. Cuando esta tenía un año, Leonor se divorció, y cuando cumplió cinco años, madre e hija se trasladaron a Bogotá, donde Espinosa comenzó a trabajar como publicista y en las noches a estudiar Arte. Fue entonces, en esos días creando platos para su hija y los amigos que las visitaban, que Leonor cayó en cuenta de que su expresión artística podía volcarse en la cocina. Dejó su trabajo y, ya con más de treinta años, abrió su primer restaurante. Aprendió que tener un local propio es un trabajo muy difícil, tanto así, que entró en crisis y tuvo que cerrar.
El segundo intento de tener un restaurante propio fue Leo, que abrió en 2007. Leonor viajó por todo Colombia estudiando platos típicos, rescatando productos originarios y aprendiendo de biodiversidad. Leonor vio que, tras años de sufrimientos por el control del narcotráfico, una nueva oportunidad surgía: recobrar el orgullo por los platos locales y darles una nueva opción de empleo a los colombianos que trabajan la tierra. Los sabores de la montaña, el mar o la selva, todo lo volcó en los platos de Leo, del que su hija Laura es hoy socia y sommelier.
El restaurante fue un éxito y en 2008 Leonor lanzó su propia fundación, FUNLEO, que fomenta el uso de productos colombianos y el rescate de las tradiciones. Y en 2015 abrió otro local más relajado, de cocina casera colombiana llamado Misia
Espinosa cree que las chefs mujeres son poco reconocidas. Por eso, se llena de orgullo por los reconocimientos que ha conseguido, que incluyen el de mejor chef femenina de los cincuenta mejores restaurantes de Latinoamérica y el Basque Culinary World Prize, que se entrega a cocineros que hacen de la gastronomía un motor de innovación y herramienta de cambio social.
* Esta bacana es parte de nuestro libro Mujeres Bacanas Latinas.