Ser científica, académica o investigadora a principios del siglo XX era prácticamente imposible. No sólo los laboratorios eran dominados por hombres, sino que las universidades y hasta los colegios eran territorio masculino. Esa fue la razón del porqué Maria Sklodowska, hija de profesores, tuvo que dejar su Polonia natal. Su país era controlado por el Imperio Ruso y María no podía estudiar en instituciones superiores por su género. Tras un par de años trabajando como institutriz, en 1891 María se trasladó a la Universidad de París para estudiar física, química y matemáticas. Ahí conoció a otro científico que se convertiría en su gran compañero, marido, padre de sus dos hijas y dupla laboral, y de quien tomó el apellido para convertirse en Marie Curie.
A pesar de vivir de forma muy humilde, pues la mayoría de su trabajo científico era pagado por ellos mismos siendo profesores, los Curie se dedicaron a investigar y experimentar. En 1895 Wilhelm Roentgen descubrió los Rayos X, y al año siguiente Henri Becquerel descubrió la radioactividad, aunque el término sería acuñado por Marie Curie tras más experimentos. Junto a su marido logró aislar otros dos elementos a partir de un gran descubrimiento: el polonio, bautizado en honor al país de Marie, y el radio, por la cantidad de rayos que emitía. En 1903 los Curie ganaron el premio Nobel de Física por su investigación, en conjunto con Becquerel. Marie fue la primera mujer en la historia en recibir este honor.
Pero antes llegó la tragedia: Pierre murió en 1906 en un accidente con una carreta de caballos, dejando a Marie desolada. Continuó su trabajo científico en el Instituto del Radio (creado por y para ella con los fondos que trajo el Nobel) y se convirtió en la primera mujer en ser profesora de la Universidad de París, al tomar la vacante dejada por la muerte de su marido. Logró aislar el Radio, además de definir el estándar internacional de radiaciones, entre otros logros médicos que eventualmente ayudarían en el tratamiento del cáncer. En 1911 Marie ganó otro Nobel, esta vez en química. Fue una época difícil para la científica, al hacerse público su romance con Paul Langevin, quien estaba casado, lo cual se convirtió en un gran escándalo.
Pero Marie Curie era infatigable: al comenzar la Primera Guerra Mundial quiso aprovechar sus descubrimientos en la aplicación de los Rayos X, en el campo de batalla. Curie lideró en la implementación de veinte vehículos con rayos X y doscientas unidades de rayos móviles; se les apodó los “pequeños Curie”.
Tras la guerra, siguió trabajando en la ciencia, y por fin comenzó a disfrutar de reconocimientos internacionales. Murió en 1935 por complicaciones derivadas de la exposición a la radiación. Fue la primera mujer, una vez más, en ser enterrada en el Panteón de París por sus logros, el lugar reservado para los más importantes personajes de la historia de Francia.
* Esta bacana es parte de nuestro libro Mujeres Bacanas.