A Sylvia Plath la vida no le fue fácil. La famosa poetisa norteamericana de postguerra del siglo XX sufrió durante gran parte de su existencia de una profunda depresión. Además, la visión del mundo que fue conformando a medida creció, la hizo debatirse entre una realidad donde ella era una señora, madre y dueña de casa, y a la vez una intelectual que mediante la poesía confesional habló del dolor, sobre el género, cuestionó el rol social de la mujer y la censura de sus posibilidades.
Sylvia creció junto a su hermano Warren, demostrando cada día en la oficina de su padre, un entomólogo alemán, las habilidades que cada uno tenían ya fuera recitando un poema o demostrando su saberes. Sylvia ya tenía un gusto por escribir, (a los 9 años había publicado un poema en un diario local), pero fue la muerte de su padre por una diabetes no tratada, lo que dio inicio a sus famosos diarios de vida, que fueron escritos hasta su muerte.
El luto por su padre no le vino bien a Sylvia, quien además no se llevaba bien con su madre. Un profesor la animó a una clase especial donde conoció y estudió a Hemingway, T.S. Eliot, Frost, Dickinson, Faulkner, Lawrence, Yeats, Joyce, Woolf, Dylan Thomas, Shakespeare, Platón y Dostoievski entre otros. Ante tal cantidad de estímulos literarios, Sylvia trabajó para ser la mejor y formó una conciencia disciplinada orientada a la perfección, ante lo que escribió: “Nunca jamás conseguiré la perfección que anhelo con toda mi alma… mis pinturas, mis poemas, mis cuentos”.
Su excelencia académica le otorgó una beca en el Smith College, una universidad privada femenina en Massachusetts. Aquí comenzó su cuestionamiento al rol social de la mujer, a la rutina femenina, amarrada en la casa, que debe cocinar a su familia.
Además de sus excelentes notas universitarias, participó activamente de medios de comunicación, como el Daily Hampshire Gazette y The Springfield Dalily News. También era la editora de la revista de ensayos. Durante su segundo año publicó muchas veces su poesía en Harper´s Magazine y ganó varios premios relacionado con sus prosa, donde Sylvia comenzó a crear un mundo donde escribir era una forma de exorcizar los demonios de la depresión.
El verano antes de salir de la universidad se convirtió años después en su única novela, The Bell Jar, basado en su propia experiencia. El libro, de tono autobiográfico, cuenta la historia de Esther Greenwood (el alter ego de la escritora) una universitaria con gusto por la escritura que becada por una revista femenina pasa un verano en Nueva York. Tras la experiencia en la Gran Manzana, Esther, sumida en una profunda depresión, no puede dormir ni escribir, por lo que recibe tratamiento de electroshock.
Tras graduarse con los máximos honores, Sylvia obtuvo una beca Fullbright en 1955 para estudiar en Cambridge, donde conoció a su futuro marido y editor, Ted Hughes. Cinco años después, publicó su primer libro de poesía The Colossus, y además daba a luz a Frieda Hughes. Madre y escritora a la vez, Sylvia tuvo otro hijo con Hugues, para luego separarse definitivamente, sumirse en su depresión y luego publicar en 1962 The Bell Jar en Inglaterra, bajo el seudónimo de Victoria Lucas, dos semanas después de suicidarse. En 1982 fue la primera persona en recibir un Pulitzer póstumo por su Poemas Completos.
El monólogo interior en la poesía de Sylvia Plath, con su ritmo y estilo propio, muestran la dualidad de sentirse con la obligación de ser y aborrecer a la mujer sumisa que la sociedad esperaba, y ser y sentirse una radical feminista que cuestionó el mundo en el que creció. Su existencia atormentada hizo de Sylvia una de las mayores exponente de la poesía confesional que le dio al dolor de posguerra una cara no bonita pero necesaria.