El nombre de Carmen Waugh es fundamental para la historia del arte en Chile, y su apertura al mercado internacional; lo mismo que para parte del arte latino. Fue la primera galerista en su país, y como gestora cultural dedicó su vida a apoyar a artistas latinoamericanos, y llevarlos a exponer en distintas latitudes. Fue además la gestora de la colección de arte del Museo de la Solidaridad, y que su valioso catálogo hoy le pertenezca al Estado de Chile.
Carmen Waugh tenía intuición y, se podría argumentar, innegable buen gusto. No estudió formalmente en la universidad, sino que heredó una tienda de marcos de su padre en el centro de Santiago. Fue ahí al lado, entre las calles Bandera y Agustinas, que en 1955 abrió un pequeño espacio para mostrar el trabajo de artistas; llamó a Nemesio Antúnez, a quien no conocía pero de inmediato trabó amistad, y partió exponiendo sus cuadros y los de un joven fotógrafo, Sergio Larraín (quien se convertiría en el nombre fundamental en Chile). La galería de Carmen Waugh se transformó en un epicentro del arte nacional, y ella elegía a artistas que consideraba interesantes más allá de modas o estilos; en sus paredes se mostraron las obras de Roser Bru, José Balmes, Mario Carreño y más.
En 1965, Carmen Waugh crea la Central de Arte, en un lugar cedido por el Banco Central, que tiene como hito haber expuesto las obras de Roberto Matta por primera vez en Chile, luego de que este llevara varias décadas en Europa. Años más tarde, cuando vivió y creó una galería en España, se transformó también en la agente de Matta. En 1969, sintiendo que necesitaba más desafíos y exploraciones, abrió en Buenos Aires una galería con su nombre, donde expuso arte rupturista y de vanguardia, hasta 1976.
Entre medio, Waugh comenzó a organizar las obras que llegaban como donación al gobierno de Salvador Allende en Chile. Viajó a España para montar junto a otros el Museo de la Solidaridad, y cuando ocurrió el golpe de Estado en Chile, Waugh se quedó en Europa, donde se dedicó a mover, presentar y darle un espacio al arte latinoamericano en el resto del mundo, a través de su galería. Luego vivió en Nicaragua, donde lideró una convocatoria a artistas para apoyar la revolución sandinista, y más tarde se convirtió en el Museo de Arte Contemporáneo Julio Cortázar de Managua.
A mediados de los 80 regresó a Chile y montó el Centro Cultural La Casa Larga, donde nuevamente brilló como una entusiasta del arte joven, incorporando a la generación de pintores chilenoes como Bororo o Pablo Domínguez. En los 90, se hace cargo del Museo de la Solidaridad en Chile, y trajo la colección que ella misma había organizado -que tiene desde Miró a Guayasamin-. Fue ella la impulsora -aunque le costó desencuentros con la familia Allende- de que la importante colección de arte contemporáneo terminara perteneciendo al Estado de Chile, lo que logró finalmente en 2005.
Waugh murió a los 80 años producto de un cáncer al pulmón, y actualmente el Consejo de la Cultura y las Artes de Chile entrega un premio que lleva su nombre, y que se entrega por el aporte a la Difusión y Desarrollo de las Artes Visuales. Hasta el 2 de noviembre, se exhibe en el Centro Matta de Buenos Aires, la exposición Un espacio para la diversidad, que recoge las obras que Waugh expuso en su galería en Argentina en los 70.