En comparación a los hombres que conquistaron Chile, poco se ha hablado de la primera europea en pisar el país, quien además de ser una de las conquistadoras, lo hizo junto a su pareja, Pedro de Valdivia. Inés de Suárez fue la única mujer que viajó en la expedición que tendría como punto culmine la fundación de Santiago de Chile.
Inés nació en España, donde contrajo matrimonio con Juan de Málaga quien se embarcó a América a buscar fortuna. La falta de noticias de su marido durante 10 años hizo que en 1537, Inés fuera sola en busca de él al nuevo continente. A su llegada se encontró con la mala noticia de que había fallecido, y siendo una viuda amparada por España, se le otorgó una parcela en Cuzco como compensación por la muerte de su esposo.
Fue en tierras peruanas donde conoció a Pedro de Valdivia, una relación que pasó a ser más que amistad, aunque escondida de la sociedad, pues Valdivia estaba casado. Aun así Inés se embarcó en la peligrosa cruzada de ir a Chile, en 1539, en calidad de sirviente para evitar problemas morales con la Iglesia. Durante 11 meses, caminando a pie, Inés fue uno más de la expedición que llegó al valle del Mapocho, pasando por el árido Desierto de Atacama y sobreviviendo a varios contratiempos en el viaje.
Era para la época una rareza que una mujer se uniese a un ejército conquistador y que además gozara de la aprobación de éste al considerarla, en palabras de Tomás Thayer Ojeda, “una mujer de extraordinario arrojo y lealtad, discreta, sensata y bondadosa, y disfrutaba de una gran estima entre los conquistadores”.
Llegados al valle del Mapocho, los conquistadores fundan el 12 de febrero de 1541 Santiago de la Nueva Extremadura. Desde aquí Valdivia continuaría la conquista de Chile hacia el sur. Así Inés y Pedro de Valdivia se instalaron en estas nuevas tierras y ocuparon un solar frente a la Plaza Mayor. Aun cuándo se preocuparon de enviarles regalos a los caciques de las tierras aledañas, fueron atacados por Michimalonco. Durante la batalla Inés se preocupó de atender a los heridos y mantener los ánimos con víveres y municiones. Algunos historiadores dicen que su papel fue aún más crucial cuando, a modo de amedrentar a los indígenas, decapitó por mano propia a uno de los caciques prisioneros, como ejemplo de lo que se debía hacer para ganar la ofensiva. Así exhibieron a los nativos las cabezas de los 7 cautivos decapitados, lo que habría sido crucial para terminar con la batalla.
Durante 10 años, junto a Valdivia, trataron de dominar el territorio, hasta que una denuncia por actos inmorales contra el conquistador español hizo que éste se fuera a juicio, abandonara a Inés y tuviera que traerse a su esposa desde España.
Aun así Inés no abandonó Chile, y se casó con Rodrigo de Quiroga, futuro gobernador de Chile, con quien levantó el templo de la Merced.