Dice el mito que a los tres años comenzó su virtuoso camino en el piano. Músico y compositora autodidacta, la obra de Yoko Kanno se mueve libremente por una diversidad abrumadora de géneros. Vinculada a la industria del anime y los videojuegos, es quizás su trabajo pensado para bandas sonoras lo que aporta la versatilidad a sus composiciones, las que pasan de la música orquestal al jazz, la electrónica, la música sinfónica, el bossa nova, el blues, el pop, el rock y el ska, sumado a composiciones experimentales y de difícil clasificación.
Nacida el 19 de marzo de 1964 en prefectura de Miyagi, Japón, Yoko estudió literatura japonesa en la universidad de Waeda. Debutó como tecladista en la banda Tetsuo 100% lo que le abrió las puertas a la industria televisiva. Comenzó a escribir sus primeras partituras, las que musicalizarán más tarde videojuegos de la desarrolladora Koei pasada la segunda mitad de los años 80.
En los 90 Kanno comenzó a crear bandas sonoras para distintas películas, series de animación y videojuegos. En 1996 su popularidad estalló con la banda sonora de La visión de Escaflowne; ahí la música es de gran orquesta provocando un efecto melancólico y clásico, y un tema de apertura que mezcla esta lógica orquestal con la de la canción pop.
Luego vino su primer disco solista, Songs to fly (1998), donde reside la esencia de Kanno. Jazz, electrónica, experimentación, junto a una gran diversidad de instrumentos, recursos y voces, configuran una colección de canciones bellísimas y extravagantes, que se sostienen por sí solas como obras independientes. Algo similar ocurre con su trabajo más importante a la fecha: la banda sonora de la serie de animación Cowboy Bebop, estrenada el mismo año de su debut solista.
Lo de la banda sonora de Cowboy Bebop es un suceso mayor. Con 9 LPs centrados principalmente en el jazz pero, nuevamente, paseándose por distintas lenguas, voces y géneros como el blues, el ska, el bossa y el pop. Para este proyecto, Yōko Kanno fundó The Seatbelts, banda que la acompaña como soporte y con los que dio un par de conciertos en Japón. Destacan dentro de esta producción los discos Tank!, No Disc, y el muy aplaudido Blue.
La discografía de Kanno es un mar tremendo en el que navegar. Otras obras destacadas son sus discos solistas CM Yoko (2008) y Space bio Charge (2009) además de las bandas sonoras de Elegant world, Memories, Macross 7, Wolf’s rain, Zankyou no terror y Arjuna, entre muchas otras. Cada uno de estos discos, de manera independiente a sus respectivas películas o series de animación, son obras musicales de alta factura que abren felizmente nuestro oído a voces, lenguas, sonidos y músicas de todo orden, color y territorio.
Colaboración: Silvio Valderrama.