Kasha Jacqueline Nabagesera es una de las principales activista de derechos humanos en África, y fundadora de la organización Freedom and Roam Uganda, un movimiento que defiende los derechos de la comunidad LGBT, único grupo lésbico de su país. Viviendo dentro de una cultura represiva y blanco de amenazas, el 2015 tuvo un rol clave en la derogación de la ley contra los homosexuales, que constaba de una larga historia de persecución en Uganda.
Nació en Kampala, y cuando niña fue expulsada de varias escuelas y muy cerca de serlo de la universidad por ser una mujer lesbiana. Creció sufriendo ataques verbales y físicos, e incluso fue sometida en dos ocasiones a “violación correctiva” para convertirla en heterosexual. A sus 21 años estudió cursos de derecho internacional en derechos humanos. Años más tarde, en el 2003, fundó y dirigió Freedom and Roam Uganda, la ONG que lucha contra la discriminación LGBT en su país.
Nabagesera fue parte de las 100 personas cuyos nombres y fotografías fueron publicados en el periódico ugandés Rolling Stone dentro de un artículo que llamaba a la ejecución de homosexuales. Esto la llevó a estar constantemente cuidándose de ser asesinada o agredida, como sucedió con otros nombres de la lista. Nabagesera, junto a otras dos víctimas, denunciaron al diario y durante el 2011, el Tribunal Supremo dictaminó que el medio había violado sus derechos civiles y ordenó que se les pagase $1.5 millones de chelines por denunciante.
Su valentía y persistencia también estuvieron presentes cuando participó en la derogación de la ley -conocida en el mundo por “matar a los gays”-, con un Código Penal que castigaba los “actos de conocimiento carnal contra el orden de la naturaleza”. En Uganda trataron de endurecerla donde incluso hablar sobre temas LGBT era ilegal, pero Nabagesera y otros activistas presentaron un recurso ante el Tribunal, hasta que finalmente fue catalogada discriminatoria e inconstitucional.
Ha sido reconocida con premios como por los Derechos humanos por la Fundación Martin Ennals (2011), Premio Internacional de Derechos Humanos de Núremberg (2013), Premio al Sustento Bien Ganado (2015) y el premio Right Livelihood (2015). “Mientras no cambie la mentalidad de la gente, no conseguiremos nada. Por eso tratamos de compartir nuestras historias y crear conciencia sobre la difícil situación de las personas LGBT”, comenta. Su compromiso para que su comunidad tenga una una vida libre de prejuicios y persecuciones se extienden hasta el día de hoy.