Fue en los años sesenta cuando la viróloga June Almeida identificó por primera vez en el microscopio a un coronavirus humano. Se estaban estudiando los resfriados comunes en el Hospital St. Thomas de Londres, pero había un virus del que no podían obtener cultivos; se lo enviaron a June, quien los pudo ver y describió como parecidos a la gripe o la influenza, pero no iguales. Las partículas fueron llamadas coronavirus, por la forma que toman en las imágenes. Cerca del 20% de los resfriados comunes nacen de ahí. O hay otros tipos más peligrosos, como el SARS o COVID 19.
June Almeida nació en Glasgow, hija de un chofer de buses. A los 16 años dejó el colegio y no tenía dinero para ir a la universidad. Pero esto no le impidió trabajar en el mundo de la ciencia: comenzó como técnica de histopatología en el hospital universitario de su ciudad. Se casó con un artista venezolano, tuvieron una hija, y la familia completa se trasladó unos años a Canadá, donde June trabajó en el Instituto del Cáncer de Ontario, con microscopios electrónicos. A pesar de no tener educación formal, se fue convirtiendo en una experta identificación y observación de imágenes.
De regreso en Inglaterra se incorporó al Hospital St. Thomas, donde el doctor David Tyrrell reconoció su talento; fue él quien le envió las muestras que no podían captar y que derivaron en la identificación del Coronavirus. Sus descubrimientos fueron publicados un par de años después, lo mismo que sus imágenes. Almeida no sólo fue pionera con el coronavirus, también fue la primera persona en captar imágenes del virus de la rubeola, y décadas después, ayudaría a plasmar el VIH durante su descubrimiento en los años 80.
Por todos sus conocimientos, June Almeida recibió un doctorado por parte de la Doctorate Medical School, que reconoció sus publicación y descubrimientos, sin importar la ausencia de otros títulos universitarios. En 1979 publicó un manual para el rápido diagnóstico viral. Luego se convertiría también en instructora de yoga. Murió de un ataque al corazón.