Fue una abogada que pasó gran parte de su carrera defendiendo el derecho de las mujeres a abortar. Defendió las causas de mujeres en todo el mundo, incluidas aquellas violadas en zonas de guerra. Durante más de 40 años de carrera Benshoof estuvo vinculada a tres organizaciones: fue directora del proyecto de libertad reproductiva de la Unión Americana de Libertades Civiles, fundadora y presidenta del Centro de Derechos Reproductivos y luego del Centro de Justicia Global. Estuvo a cargo de planear la estrategia legal para casos de aborto y educación sexual en los tribunales estatales y el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Además entrenó a jueces en Iraq para procesar casos de violación y violencia sexual en virtud del derecho internacional.
Se graduó con una licenciatura en ciencias políticas de la Universidad de Minnesota y más tarde de la Facultad de Derecho de Harvard. Después trabajó cinco años en South Brooklyn Legal Services, donde supervisó los litigios colectivos para personas de bajos ingresos y más tarde se unió a A.C.L.U., donde sus clientes incluyeron médicos abortistas. Uno de ellos, el Dr. Barnett Slepian, fue asesinado en su casa en Buffalo 1998 por un oponente de aborto.
En 1990 la abogada se enteró de que la legislatura en Guam, territorio de los Estados Unidos en el Pacífico, había aprobado una ley que prohibía el aborto. No dudo en volar allá y le dijo a los periodistas que las mujeres embarazadas que buscaban un aborto tenían que volar a Honolulu. Por eso fue arrestada y procesada ya que en Guam el aborto es un crimen punible con un año de cárcel. Los cargos finalmente fueron retirados, y la ley fue anulada por un juez del distrito federal.
Uno de sus mayores logros fue la aprobación del uso de la píldora del día después como anticonceptivo de emergencia para evitar embarazos no deseados, en 1996. Sus preocupaciones sobre los derechos de las mujeres se ampliaron luego al escenario mundial y el Global Justice Center se convirtió en su plataforma para abordar la represión por parte de los regímenes autoritarios. Además de entrenar a los jueces del Tribunal Supremo iraquí para tratar casos de violencia sexual durante el gobierno de Saddam Hussein, ella y su organización presionaron para que el gobierno militar de Myanmar fuera procesado por crímenes de guerra por la Corte Penal Internacional en La Haya y buscaron justicia para los yazidis, la minoría iraquí que ha sido víctima de genocidio por parte del grupo Estado Islámico.
Gracias al trabajo de Benshoof, la Unión Europea reconoció en 2015 el derecho de niñas y mujeres que son violadas en un conflicto a abortar. En diciembre recién pasado Janet Benshoof murió a sus 70 años producto de un cáncer.