Se dedicó a viajar por África, conocer nuevos lugares y escribir sobre sus vivencias. Utilizando vestimentas mayoritariamente masculinas, Isabelle Eberhardt vio en esas prendas una forma de libertad para explorar y descubrir en su corta vida.
Nació en Suiza y desde pequeña recibió una educación que la hizo saber diferentes lenguas, como la francesa, rusa, italiana, alemana, griega, el latín y árabe. Junto a ese aprendizaje siempre tuvo un gran interés por el islam, lo que la llevó a ser conocedora del Corán. A los 20 años se mudó a Argelia, lugar al que había sido traslado su hermano para cumplir servicios militares, y desde donde ella comenzó explorar y a forjar su pionera literatura.
En el país africano perdió a su madre y años más tarde a su padre. Al no tener grandes los lazos con sus hermanos, Isabelle decidió convertirse al islam y emprender rumbos aventureros. Las vestimentas masculinas le abrieron espacios en nuevas culturas, y fue con esas prendas con las que encontró libertad para desarrollar su pasión de escribir y el conocimiento de nuevas fronteras. Comenzó a colaborar con comunidades que ayudaban a poblaciones pobres y que estaban sometidas a regímenes coloniales, y en esos años conoció a un soldado argelino con quien se casó en 1901.
Los escritos de Isabelle se plasmaron tanto en sus libros y diarios personales como en periódicos, pues logró convertirse en reportera de guerra. Dentro de sus obras se encuentran “País de Arena: relatos argelinos”, “Yasmina”, “Diarios de una nómada apasionada”, y muchos otros más. Pese a que tuvo una muerte temprana a los 27 años a causa de una inundación y derrumbe de su vivienda, sus escritos se han mantenido a lo largo de la historia y muchas de sus vivencias, cartas y libros fueron rescatados del fatal accidente. En 1991 se realizó una película biográfica titulada con su nombre, y hasta hoy es reconocida como una escritora viajera, pionera en su trabajo.