Ester “Etty” Hillesum fue una joven judío-holandesa que, durante la Segunda Guerra Mundial, escribió cartas y diarios en los que entremezcló su intimidad, la filosofía y religión con la ocupación nazi y la persecución de los judíos. En 1981, casi cuarenta años después de su muerte en Auschwitz, se hizo conocida cuando sus textos fueron publicados en “Una vida conmocionada”, libro que ha sido traducido a 18 idiomas.
La mayor de tres hermanos, Etty nació en los Países Bajos meses antes del inicio de la Primera Guerra. Su madre era una judía rusa que huyó de su país para evitar ser asesinada en un “pogromo” y su padre era profesor de lenguas clásicas. Tras graduarse, en 1932, se mudó a Ámsterdam y se matriculó en derecho en la universidad. Luego estudió lenguas eslavas y psicología hasta que estalló la Segunda Guerra.
En 1941 conoció a Julius Spier, un psicólogo judío-alemán de 53 años que se convirtió en su terapeuta y amante; fue él quien la motivó a llevar un diario de vida para tratar su depresión. Comenzó a escribir sobre relaciones, sexualidad, vida espiritual; el avance del nazismo y las medidas antisemitas.
Parte del Consejo Judío creado por orden de los alemanes en su comunidad, asumió tareas administrativas y se trasladó al campo de tránsito de Westerbork como enfermera voluntaria. Cuando regresó en junio de 1943 le ofrecieron ayuda para huir o esconderse pero ella prefirió no hacerlo, quería “compartir la suerte de mi pueblo”, anotó en su diario. Al mes se entregó a la SS junto a su familia y todos fueron detenidos.
Antes de partir a Westerbork, Etty le pidió a su amiga Maria Tuinzing que guardara sus diarios y que le prometiera que los daría a conocer en caso de que ella no sobreviviera. Y así fue. Tras un par de meses recluidos en Westerbork, la familia fue llevada a Auschwitz en Polonia. Su madre y su padre murieron el mismo día que llegaron en una cámara de gas. Etty murió 80 días después.