Erika Cuéllar es una bióloga boliviana reconocida como la guardiana del Gran Chaco de Sudamérica, por su labor por la promoción y conservación de este ecosistema extendido entre Argentina, Bolivia, Paraguay y Brasil.
De pequeña Erika quería estudiar medicina, pero por motivos económicos ingresó a estudiar biología. Desde allí quería aportar y ayudar a las personas, pero nunca imaginó que se convertiría en una protectora del medioambiente, los ecosistemas y las vidas salvajes. Se tituló de la universidad pública de Bolivia y más tarde obtendría un doctorado en Zoología en Oxford y una maestría en Conservación de la biodiversidad de la Universidad de Kent de Inglaterra.
Su labor ha estado dedicada a la conservación y protección sostenible del Gran Chaco, región que se expande por diversas naciones con las que Erika busca desarrollar un trabajo colaborativo enfocado en el cuidado del medioambiente y de la vida salvaje. La zona es de gran valor biológico y la de mayor biodiversidad de Sudamérica.
Al mismo tiempo, Cuéllar ha realizado un trabajo de guía y asesoramiento para las comunidades y la población local, formando a “parabiólogos” sobre todo en cruzadas como la protección del guanaco, especie que se vio sumamente afectada. Según destaca NatGeo, el rol de Erika fue vital para prohibir la caza de guanacos, fomentar investigaciones en torno a la repoblación de estos animales y la recuperación de sus hábitats.
Dada su contribución a la protección del ecosistema y la formación a ciudadanos para involucrarlos con el cuidado de su entorno, Erika fue destacada como una de los trece exploradores emergentes del National Geographic. Además, fue reconocida como Persona del Año por la prensa boliviana, en 2012 se le otorgó el premio Rolex a la Empresa y es co-coordinadora del Comité Boliviano de la Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN.