Banco comunal: Querer es Poder, Peñalolén
Elizabeth Molina dice tener mente de emprendedora desde pequeña. Hoy tiene 56 años y hace veinticinco empezó a vender cecinas con su suegro. Su espíritu de comerciante se desarrolló aún más con su actual emprendimiento, una venta de plantas que le apasiona. Para ella, regalar plantas es sinónimo de regalar vida.
Todo partió con una vecina, que era parte de Fondo Esperanza, y que tuvo la idea de vender plantas. Esta sabía también que Elizabeth también tenía gusto por lo verde y la invitó a un vivero. Pero la idea de emprender tuvo que esperar, ya que la madre de Elizabeth enfermó y ella asumió el rol de cuidadora. Después de su muerte la vecina volvió a la carga, recordando la idea de las plantas. Elizabeth decidió que entonces era el momento de emprender.
Se puso manos a la obra. Su cuñado hizo repisas, ella compró toldos y se aventuró. Desde eso ya han pasado cuatro años y hoy tiene una clientela fiel que acude a su negocio para conseguir flores, plantas, tierra y arreglos de regalo.
Elizabeth está en contacto con las otras emprendedoras que participan en su banco comunal Querer es Poder, incluso cuando la vida se pone cuesta arriba. “Hace un tiempo estuve a punto de retirarme porque no me sentía bien para trabajar. Luego de la muerte de mi madre, a mi esposo le descubrieron cáncer. Me ha tocado duro, pero las plantas me han servido”, dice. Sacó ánimos y nuevamente su vínculo con la naturaleza se convirtió en contención económica y emocional: “Las plantas no solo me dan ingresos, me ayudan para el alma”.
Elizabeth dice que ser presidenta del banco comunal le hace bien; la enorgullece ver que ningún socio pide dinero de la caja chica, que son ordenados y que han podido sobrevivir a la pandemia. “Nos reinventamos y seguimos. Siempre digo que millonaria ya no voy a ser, pero puedo estar tranquila, igual que los otros socios. A estas alturas, ¿para qué más?”, dice.
Tiene una relación especial con la naturaleza que heredó de su querida madre. “Mi hijo me hizo un letrerito que dice ‘Regala vida, regala una planta’. Soy romántica y me gusta pensar en ellas de esa forma. Las plantas me han hecho crecer y espero que mis ganas y disposición sean un aporte para otros, como los socios de mi banco. Las cosas hay que hacerlas con amor, con paciencia, no hay que dejarse vencer. Si nos fue mal hoy, mañana nos va a ir mejor”.