Mientras esta física nuclear sueca estaba trabajando en el equipo del CERN que descubrió el bosón de Higgs en 2012 ideó en paralelo una app que funciona como método anticonceptivo. Elina estaba aburrida de usar métodos anticonceptivos hormonales y tampoco quería tener hijos en ese momento. A modo de hobby o proyecto personal Elina buscó un método alternativo natural que considerara la temperatura como indicador de fertilidad. Utilizando un complejo análisis matemático, Berglund Scherwitzl empezó a desarrollar un algoritmo que identificara exactamente cuándo una mujer ovula dentro de su ciclo menstrual.
Esto le permitió generar un esquema con un nivel de certeza mucho mayor que otros métodos similares de planificación familiar. Contenta con los resultados Eline decidió profesionalizar su sistema; bautizó su método como Natural Cycles, se asoció a su marido austriaco, el también físico Raoul Scherwitzl, y juntos buscaron financiamiento para desarrollar el producto. La aplicación fue lanzada en 2014 y hoy tiene unas 300.000 usuarias que pagan una cantidad mensual o anual por el servicio. En Reino Unido una suscripción de un año cuesta unos US$65, que incluye un termómetro.
Berglund Scherwitzl creció en Malmo, sur de Suecia, estudió física nuclear y trabajó en el CERN. En 2012 fue parte del equipo que descubrió el bosón de Higgs o “partícula de Dios”. Elina y Raoul acababan de casarse y decidieron aprovechar que la investigación se cerró durante un tiempo para dedicar su tiempo a convertir este algoritmo en una aplicación. No fue tan sencillo como los físicos imaginaron; la aprobación inicial por parte de la Agencia Sueca para los Productos Médicos fue revocada en 2015, tras cierta polémica en los medios de comunicación, que sugerían que la aplicación promovía comportamientos arriesgados entre las jóvenes suecas. Entonces les prohibieron hacer publicidad durante 18 meses. Consiguió finalmente la aprobación para su uso en la Unión Europea tras una inspección alemana y de la organización de certificados Tuv Sud.
Después de varias pruebas clínicas, en febrero de este año Natural Cycles se convirtió en el primer aparato tecnológico que obtiene una certificación formal para su uso como anticonceptivo. Eso después de un gran estudio sobre métodos anticonceptivos en el que participaron más de 4.000 mujeres. Los investigadores confirmaron que el 7% de las mujeres que usaron la aplicación de una manera “típica”, eso significa con el margen de error humano contemplado, se quedaron embarazadas, comparado con el 9% que tomaron la píldora y menos del 1% que usaron dispositivos intrauterinos (DIU). Elina advierte que la eficacia de su producto depende de que las usuarias se adhieran al detalle a las instrucciones de la aplicación, y por tanto puede que no sea una buena alternativa para todas las mujeres.
Por ahora el producto solo tiene certificación europea, pero está disponible para todo el mundo. La aplicación ha sido utilizada desde 160 países y sus creadores esperan aumentar el número de usuarias en países en desarrollo donde la religión es una barrera para el uso de métodos anticonceptivos.
Elina y su marido trabajan ahora en Natural Cycles que ya cuenta con 30 trabajadores con sede en Estocolmo y además tuvieron un hijo.