Cuando tenía 27 años, motivada por la muerte de su hermano bombero, Delfina Fonseca Melo decidió unirse a la Primera Compañía de Bomberos de Curacautín, localidad que fue pionera al integrar mujeres a sus filas. Apoyada por su familia, Fonseca se inscribió un 6 de abril de 1955 y se convirtió así en la primera mujer bombero de la historia de Chile.
Su decisión se originó luego de un gran incendio en las afueras de su pueblo en la Región de la Araucanía. Fonseca recuerda que “en esa época habían más mujeres que hombres”, por lo que no dudaron en prestar ayuda para la extinción del fuego. De esta manera llegó a encabezar una brigada femenina de 16 integrantes, las que además de trabajar apagando incendios se ocupaban de conseguir ayuda para las víctimas.
Pese a que más de una vez en las noches se dejó llevar por el sueño en la comodidad de su cama, fue su mamá quien incesantemente la alentaba a levantarse e ir a hacer lo que tanto amaba: ser bombera. Fonseca dedicó toda su vida a la institución llegando a ser tesorera, sargento y teniente de mando de la Compañía y luego de 50 años de servicio recibió la distinción “Bombero Insigne de Chile”. Diez años más tarde bautizaron con su nombre un nuevo y moderno carro bomba.
Delfina siempre se negó a tener un trato diferente al de los hombres y abrió las puertas a un sin fin de mujeres que hoy se integran al cuerpo de bomberos en todo Chile. A pesar de su edad, a Delfina aún le “dan ganas de llegar rápido a ayudar a la gente que está en peligro” cuando escucha las sirenas sonar. Por lo que su mensaje a las mujeres es que “se integren al cuerpo de bomberos o que por lo menos colaboren con ellos puesto que tienen muchos gastos que van en beneficio de cualquiera de nosotros que pudieran estar en algún peligro, ni dios lo quiera, pero una nunca sabe”.