Fue conocida como la Matriarca de la poesía hondureña, con una destacada trayectoria como escritora y poeta que la hizo famosa en su país y más allá de sus fronteras.
Clementina Suárez nació en Juticalpa, y su infancia estuvo caracterizada por su gran interés hacia los escritos, la lectura de su país y producciones latinoamericanas. La cultura y compartir con adultos fueron aspectos que durante su niñez la acomodaban mucho más que relacionarse con sus pares. A los 21 dejó su hogar para comenzar a forjar su vida, a través de su independencia comenzó a juntar dinero y a la vez a formar su escritura.
La esencia de Clementina siempre fue contraria a las imposiciones sociales. Desde que era una niña sus intereses se alejaban de las expectativas que se les atribuía a las mujeres en la época, y muchas veces era cuestionada por su preferencia de amistades masculinas. La poeta viajó por diferentes países para ampliar su conocimiento cultural; su primer viaje fue a México donde comenzó a relacionarse con una gran comunidad de intelectuales. En ese país, la escritora comenzó a sumar interés por la pintura.
En un principio su poesía se caracterizó por el romanticismo y los sentimientos, pero sus viajes la involucraron con el compromiso social, por lo que comenzó a plasmar las luchas democráticas en sus escritos. Además, sus creaciones retrataban a la mujer más allá de la vida privada o doméstica, que era lo usual, al abarcar la expresividad del cuerpo.
La escritora fue reconocida como una mujer empoderada, tanto en su poesía como en su vida diaria y juzgada muchas veces por la sociedad de la época dado su carácter libertario. Sin embargo, Clementina nunca se apartó de sus ideales, se convirtió en una referente cultural, destacando como la primera mujer en publicar un libro en Honduras, siendo galardonada con el Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa. Entre sus libros se encuentran Corazón sangrante, Los templos de fuego y Veleros, entre otros. Murió asesinada, por delincuentes comunes, a los 89 años.