El auge de la bicicleta a finales del siglo XIX fue de gran ayuda para el emergente movimiento de emancipación femenina. La bicicleta permitía independencia a las mujeres y Annie Londonderry fue un ícono en ese momento, al ser la primera en dar la vuelta al mundo en bicicleta.
Nació en Letonia como Annie Cohen; la familia entera pronto se trasladó a Estados Unidos, a Boston. Ahí Annie perdió a sus padres cuando tenía 17 años, y junto a otra hermana quedaron a cargo de los más pequeños de la familia. Pronto se casó con un vendedor ambulante llamado Simon Kopchovsky, con quien tuvo tres hijos en cuatro años (más tarde vendría uno más).
Ya había un par de hombres que habían dado la “vuelta al mundo” en las modernas bicicletas, pero ninguna mujer. Annie diría a la prensa que lo de ella comenzó como una apuesta entre empresarios, pero la verdad es que lo más seguro nació por su sentido de aventura, su sed de contar historias y sus ganas de salir un tiempo de casa. No sabía andar en bicicleta, pero asociada al fabricante de las Columbia, comenzó un viaje de 15 meses. Se cambió el nombre a Annie Londonderry, porque era más seguro esconder su origen judío en el viaje.
Partió por Chicago y fue un desastre: la bicicleta pesaba veinte kilos, comenzaba el frío, y Annie usaba los vestidos con falsos que eran norma en la época y que hacían el pedaleo aún más difícil.
Decidió seguir con el viaje pero hizo cambios: una bicicleta más liviana y pasar a usar bombachas, mucho más cómodas. Regresó a Nueva York pedaleando y de ahí tomó un barco a Francia. Su viaje la pasearía por Marsella, Alejandría, Singapur, Saigón, Hong Kong, Shanghái y San Francisco, y de ahí de regreso a Boston. Algunos tramos largos los hizo en barco, y en cada parada era esperada por la gente, daba charlas y contaba sus aventuras -las que muchas veces embellecía-; no contaba que tenía familia esperándola en casa, y colgaba carteles de distintas marcas en la bici para ganar ingresos por publicidad.
Logró hacer el viaje en el tiempo anunciado. El resto de su vida lo vivió anónimamente, trabajando como vendedora y empresaria de ropa. Hoy hay libros y un documental sobre su hazaña.