Considerada como la artista visual más representativa de la primera fase del modernismo brasileño, Tarsila do Amaral fue miembro del “Grupo dos Cinco” y figura clave dentro del Movimiento Antropofágico. Una innovadora y renovadora del arte en América Latina.
Nació en una familia burguesa y fue nieta de un dueño de varias granjas al interior de São Paulo apodado “Millonario”. En Brasil asistió a un colegio de monjas y terminó su escolaridad en un internado en España, donde a los 16 años pintó su primer cuadro: “Sagrado Corazón de Jesús”. Regresó a su país, se casó y tuvo a su única hija: Dulce. Comenzó sus estudios de arte, aprendió escultura, se separó y se mudó a París con Dulce. Tomó clases en la Académie Julian de arte moderno y simultáneamente se formó en cubismo con distintos pintores franceses.
En 1922, otra vez en su tierra, gracias a su amiga Anita Malfatti -pintora-, conoció a algunos de los organizadores de la Semana del Arte Moderno y formaron el “Grupo dos Cinco”. Juntos realizaron una expedición de redescubrimiento y recuperación de sus raíces culturales. Con Oswald de Andrade, su segundo esposo, fundó el movimiento antropofágico que propuso la recuperación de la identidad artística nacional sin la influencia de los movimientos europeos. Luego, con su tercer esposo, realizó un viaje a Rusia e integró en su trabajo la realidad obrera con una marcada conciencia social.
En su obra se reconocen tres períodos: “Pau-Brasil”, caracterizado por colores, naturaleza y símbolos de la modernidad urbana; “Antropofágico”, donde pensamiento y arte deben acercarse a la experiencia propia, a la experiencia de la mezcla; y “Social”, donde se enfocó en los problemas políticos y sociales. Realizó su primera exposición individual en París en 1926. Exhibió sus pinturas en Francia, Brasil, Estados Unidos, Rusia e Italia. Expuso en la 1ª Bienal de São Paulo y tuvo una participación especial en la XXXII Bienal de Venecia. Entre múltiples homenajes póstumos, quizás el más importante es la exposición en solitario que se montó en el MoMA en 2018.