La latina Sylvia Rivera luchó por los derechos de la comunidad LGBT, para que la Ley de No Discriminación por Orientación Sexual del Estado de Nueva York incluyera a las personas trans. Integró el grupo drag queen del Frente de Liberación Gay y cocreó la Alianza de Activistas Gays, cuyo objetivo era asegurar los derechos humanos básicos, la dignidad y la libertad de las disidencias sexuales.
De ascendencia puertorriqueña y venezolana, nació y creció en Nueva York, Estados Unidos. Su madre se suicidó cuando tenía tres años, su padre la abandonó mucho tiempo antes. La crio su abuela hasta los diez, no le gustaba que tuviera modos “afeminados” y usara maquillaje. Sylvia se fue de casa, en la calle conoció a otras mujeres trans que la cuidaron.
La madrugada del 28 de junio de 1969, una brigada especial de la policía irrumpió violentamente en el pub Stonewall, lugar de encuentro LGBT. La redada originó una serie de protestas espontáneas conocidas como los Disturbios de Stonewall. Sylvia contaría con frecuencia haber encabezado enfrentamientos contra la policía, su protagonismo siendo disputado en ocasiones por sus contemporáneos.
Luego, junto a su mentora y amiga Marsha P. Johnson, drag queen y activista, cofundó Travestis Callejeras de Acción Revolucionaria (STAR), organización dedicada a ayudar a las personas trans que vivían en la calle. Sylvia se enfrentaba al movimiento de liberación homosexual de la época, diciendo que no le daban espacio a las trans como ella, y que las escondían. Quería reivindicar el rol que jugaban en proteger a la comunidad.
Finalmente, tras una pelea con Johnson, y problemas de adicción, dejó Nueva York, ciudad a la que regresó en 1992 tras la muerte de su amiga. Tres años después Sylvia intentó quitarse la vida lanzándose al mismo río, había vuelto a vivir en la calle y a consumir drogas.
Retomó el activismo, luchando por el espacio de las drag queens y trans en la sociedad. Falleció de cáncer en 2002, con sólo 50 años. Hoy hay una calle de Nueva York que lleva su nombre, y su retrato fue el primero de una persona trans en ocupar un puesto en la Galería Nacional en Washington.