Primera mujer en convertirse en tenista profesional, la francesa Suzanne Lenglen, también conocida como “La Divine”, alcanzó 31 títulos de Grand Slam, ganó seis veces el Campeonato de Wimbledon y obtuvo tres medallas en los Juegos Olímpicos de Amberes 1920. Cuatro décadas después de su muerte ingresó al Salón de la Fama del Tenis Internacional.
Perteneciente a una familia parisina adinerada, a los 11 años agarró por vez primera una raqueta de tenis y quedó fascinada. Meses más tarde su papá le regaló su primera raqueta para que pudiera jugar en la cancha de tierra que tenían en una casa de campo. Decidió entrenarla y pronto Suzanne comenzó a ganar varios torneos regionales.
En 1914 se convirtió en la tenista más joven en ganar el Campeonato Mundial de Pista Dura. Germaine Golding, su contrincante, era 12 años mayor. Con la Primera Guerra se paralizaron los torneos aunque ella siguió preparándose. Después, en 1919, se coronó campeona de Wimbledon por primera vez. Terminó la temporada como número uno del mundo.
Se rebeló contra las “absurdas y anticuadas reglas del tenis aficionado”, como dijo en ese entonces. Ícono de la moda, mujeres de todas partes imitaron su estilo. Fue la primera en jugar con los brazos descubiertos y una falda un poco más abajo de las rodillas. Llegaba a los partidos con un abrigo de piel largo y maquillada con lápiz labial rojo.
Entre 1920 y 1926 perdió solo una vez ante la noruega Molla Mallory. Sin embargo, cuando se volvieron a enfrentar Suzanne la venció en 26 minutos, partido decisivo que se considera el más rápido en la historia del tenis. Se convirtió en jugadora profesional para poder ganar dinero como tal.
Se retiró en 1927 por razones de salud. Abrió una tienda deportiva, dirigió un campamento de tenis y escribió sobre su experiencia. Murió a los 39 años. Según la prensa francesa de la época, tenía leucemia. En 1997 le pusieron su nombre a la segunda pista del Roland Garros y al trofeo de la ganadora del Abierto de Francia.