Pieza fundamental del arte contemporáneo latinoamericano, la brasileña Lygia Clark fue co-fundadora del movimiento Neoconcreto y llevó el arte a niveles conceptuales y sensoriales. Durante su trayectoria realizó pinturas, esculturas y performance relacionadas con la psicoterapia.
Cuando tenía sólo 18 años se casó con el ingeniero Aluízo Clark Ribeiro y adoptó su apellido. Se trasladaron a Río de Janeiro y tuvieron tres hijos. En 1947 comenzó a estudiar arte y unos años después viajó junto a sus hijos a París para estudiar pintura. En 1952 realizó su primera exposición en el Institut Endoplastic. Durante la primera parte de su carrera, Lygia se dedicó a la abstracción geométrica en la creación de pequeñas pinturas en blanco y negro y esculturas.
Fue co-fundadora junto a Hélio Oiticica del Movimiento Neoconcreto, que promulgaba un arte subjetivo y orgánico, donde el espectador tiene un rol fundamental manipulando objetos móviles tridimensionales. La idea era romper con la tradicional relación objeto-espectador contemplativo.
Las esculturas de Clark se transformaron en piezas móviles articuladas con bisagras que podían modificarse al gusto de cada espectador. A partir de 1960 comenzó a realizar una obra cada vez más conceptual entrando en una dimensión más social y participativa.
Hizo clases de arte en el Instituto Nacional de Educación de Sordosy a partir de esa experiencia realizó obras multisensoriales, alejándose del racionalismo neoconcreto, para entrar en una fase antimecanicista y biológica. En 1964 comenzó a crear objetos blandos y prendas para ser utilizados por los espectadores (participantes) y su trabajo comenzó a tener repercusión internacional. Impartió clases en distintas partes del mundo, sesiones que eran experiencias colectivas que manipulaban los sentidos a través de la expresión. Volvió a Brasil en 1977 y se dedicó a sus Objetos relacionales estudiando posibilidades terapéuticas como apoyo para el psicoanálisis. Lygia utilizaba los objetos como herramientas de comunicación interpersonal y de autoconocimiento, en la exploración de los límites del cuerpo y la psiquis.
Sus últimos años los dedicó a este tipo de terapia y murió a los 88 años. En 2014 el MoMA realizó una gran exposición retrospectiva de su obra.