La profesora y política Phumzile Mlambo-Ngcuka fue la primera y hasta ahora la única mujer en ser vicepresidenta de Sudáfrica. Ex Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, en 2008 fundó la ONG Umlambo para vencer la pobreza a través de la educación.
Su mamá era enfermera comunitaria, especializada en planificación familiar y derechos reproductivos, su papá maestro de escuela. Pese a ser católicos, siempre debatieron sobre la forma en que la iglesia juzgaba las situaciones que enfrentaba su mamá. Fue ella su primera referenta de activismo.
Durante su infancia presenció en su barrio y en su sala de clases la pobreza, el hambre y la desigualdad. Esto la enfureció e inspiró. En la adolescencia se unió a la Organización de Mujeres Cristianas (YWCA) y se licenció en Ciencias Sociales y Educación de la Universidad de Lesoto, ubicada en ese pequeño país de África.
En 1984 se mudó a Ginebra, Suiza, para liderar YWCA. Creó empleos para jóvenes dentro de la ONU y promovió el desarrollo de la educación en África, Asia y Medio Oriente. Participó en marchas y mítines contra el apartheid: “Era una lucha contra el racismo, pero también contra la opresión de la mujer y de clases”, dijo en una entrevista.
Cuando tenía 39 años, se convirtió en miembro del Parlamento del primer Gobierno democrático de Sudáfrica. La designaron ministra de Minerales y Energía, luego Ministra interina de Artes, Cultura, Ciencia y Tecnología. En 2005, el presidente Thabo Mbeki la nombró como vicepresidenta de su país.
La eligieron Directora Ejecutiva de ONU Mujeres en 2013. Uno de sus primeros objetivos fue involucrar a los hombres en la lucha por la igualdad y el empoderamiento femenino para así acabar con la discriminación y la violencia en el mundo. En 2017, el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género la distinguió con el premio anual a la labor más destacada en la erradicación de la violencia de género.