Hace unos días google celebró los 117 años que cumpliría Nellie Campobello, precursora del ballet en México, poeta, cronista y narradora de la revolución mexicana. Nació junto con el siglo XX en Durango y bajo el nombre de Francisca Ernestina Moya Luna. Cuando su madre murió se trasladó a Ciudad de México, y ahí, junto a su hermana Gloria desarrollaron la danza y el ballet.
En 1931 el presidente Lázaro Cárdenas le encomendó una coreografía que representara la conmemoración de la Revolución Mexicana y seis años después asumió como directora de la Escuela Nacional de Danza hasta 1984. Ahí junto a Martín Luis Guzmán y José Clemente Orozco, fundó el Ballet de la Ciudad de México.
En la literatura incursionó en la poesía y la prosa, quizás su obra más importante es ‘Cartucho, relatos de la lucha en el norte de México’ donde reúne historias de su infancia en Durango que se cruzan con hitos de la Revolución Mexicana destacando, de manera inédita, el rol que tuvieron las mujeres en el conflicto. Otras de sus obras son ‘Las manos de Mamá’ y ‘Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa’.
Como cronista Campobello también colaboró con los periódicos Últimas noticias y El Universal Gráfico con artículos de opinión sobre la vida política del país.
Su historia tuvo un trágico final, cuanto tenía 84 años desapareció de la faz de la tierra y no se supo más de ella. Estuvo desaparecida desde 1986 hasta 1999. Luego de una larga investigación se determinó que había sido secuestrada por Claudio Niño Cienfuentes y su esposa, una exalumna de Campobello, María Cristina Belmont. Ellos abusaron de su vejez y enfermedad y la obligaron a firmar un testamento para que pudieran cobrar su pensión. Las autoridades exhumaron los restos de Nellie y le organizaron un homenaje póstumo en el Palacio de las Bellas Artes el 27 de junio de 1999 y la trasladaron a su ciudad natal, Villa Ocampo, donde el gobierno estatal hizo un monumento en su honor y la declararon Hija Distinguida de la localidad que la vio nacer.