La adolescente guatemalteca Mayra Lineth luchó contra las tradiciones de su pueblo; exigió la emancipación de su madre y padre para seguir estudiando y evitar un matrimonio con una persona que no conocía.
Su familia no podía pagar ni la escuela y siguiendo las costumbres de su aldea China Cadenas, en 2016 su padre decidió casarla con un hombre siete años mayor que ella por dinero. Mayra tenía 10. Ella no quería un matrimonio por conveniencia sino que deseaba aprender. Después de la segunda vez que fueron por ella, tomó cartas en el asunto.
La ONG Fundaeco, que tenía un programa de educación de niñas en su comunidad, determinó ayudarla con su demanda para independizarse y llevar su causa ante un juez. Karen DuBois, directora del programa de la organización dedicado a las niñas, conocía de cerca su caso.
En 2017, un juzgado de primera instancia de la niñez dictó la sentencia de que no podían obligarla a casarse. Ella debía continuar con sus estudios, recibir atención psicológica y sus padres tendrían que asistir a una escuela para adultos. El magistrado consideró que estaban vulnerando sus derechos, por lo que otorgó su custodia a su abuelo paterno. Mayra se había salvado.
Aunque fue criticada y ofendida por su colectivo, su madre la apoyó. Era la primera persona de China Cadenas en terminar el colegio e ingresar a la educación superior. Ni siquiera dominaba completamente el español.
Ingresó a Ingeniería Forestal en la universidad privada de Petén. Fundaeco la acompañó en el proceso para gestionar su beca y su permanencia en la región. Pese a la situación judicial vivida, la relación con sus parientes no se quebró.
Es la mejor de la institución en Matemáticas, Física, y aspira a convertirse en protectora de la naturaleza; ayudar a otras niñas para que no tengan que dejar el colegio por falta de recursos.