“El bienestar del ser humano depende de la salud de la biodiversidad”, dijo Mary Therese Kalin en una entrevista sobre los peligros del cambio climático. La botánica, conservacionista y bióloga de alta montaña nació en Nueva Zelanda en 1944, pero ya lleva más de 40 años contribuyendo a la ciencia y el cuidado de la cordillera chilena.
Mary estudió Biología en la Universidad de Christchurch. Realizó su doctorado en Botánica en California y su postdoctorado en el Jardín Botánico de Nueva York. A Chile llegó en marzo de 1978, para tomar el puesto de profesora asociada de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. Seis años después se convierte en profesora titular, comenzando a liderar diversas investigaciones relacionadas con flora nativa.
La botánica le atrajo desde muy pequeña y fue lo que la llevó a dedicarse a la teoría evolutiva de las plantas. Su especialidad dentro de la flora chilena son las variedades que crecen a gran altura, por lo que prácticamente ha vivido en la cordillera los últimos 40 años de su vida. Ni los difíciles tiempos de la dictadura lograron mermar su deseo de investigar y hoy se ha transformado en un nombre sumamente relevante en la ciencia nacional.
El 2005 recibió en Estocolmo el Premio Ambiental Volvo 2005 por su trabajo conservacionista, que ha impulsado la comprensión de la importancia de proteger la biodiversidad. El 2010 nuevamente se reconoce su labor al recibir el Premio Nacional de Ciencias Naturales por su “contribución científica a la Biología de la Reproducción y Biogeografía de plantas y aspectos relacionados a la conservación y a la Ecología en general y también a la formación de discípulos en el país”, destacando los años de duro trabajo en la materia.
Una de sus últimas investigaciones está centrada en el estudio de la vegetación de la Cordillera de los Andes pues su flora está en grave peligro, es por eso que su trabajo es hoy más importante que nunca en el contexto de crisis climática.