Margaret heredó de su padre ingeniero estadounidense el gusto por el orden, el método y el interés por la tecnología. Nació en Nueva York y tras pasar por 6 universidades se interesó por la fotografía de arquitectura. Su trabajo en la Compañía de Acero Otis fue un triunfo fotográfico que dejó en claro no sólo que una mujer podía hacer fotos industriales (muchos no la creían capaz), sino que además tuvo un logro técnico al incorporar luces artificiales que la hicieron pionera en el uso de iluminación estroboscópica para alumbrar y crear contraste.
Cuando la revista Life decidió tener fotografías como portadas en 1936, la primera imagen publicada fue hecha por White del Fuerte Peck Dam, que inauguró una nueva era visual de este medio, y se convirtió en un emblema de los medios de la primera mitad del siglo XX.
En un tiempo que el progreso debía ser retratado como parte de los valores de una nación Margaret hizo fotos que no sólo documentaban la potencia de la industria, sino que eran de una belleza formidable gracias a la iluminación dramática y las perspectivas poco habituales para la época.
Su fama y profesionalismo hicieron que se convirtiera en la primer fotógrafa occidental autorizada para entrar a la Unión Soviética en 1930 para retratar la industria de ese país, que quedó plasmado en el libro Eyes on Rusia (Ojos sobre Rusia) en 1931.
Luego se convirtió en la primera mujer corresponsal de guerra para la Fuerza Aérea de EEUU durante la Segunda Guerra Mundial, estando presente en varios de los puntos de conflictos. Fue la única corresponsal extranjera en el bombardeo de Moscú en 1941 y fue testigo de la liberación del campo de concentración de Buchenwald, donde tomó imágenes que después sirvieron de prueba en los juicios contra los nazis, pues mostraban las atrocidades perpetradas por los alemanes contra los judíos.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial se interesó por Asia, donde cubrió el conflicto y desplazamiento de miles de personas tras la independencia de India y Pakistán de Inglaterra. Tomó la famosa foto de Gandhi frente a una rueca de madera y fue la última persona en entrevistarlo, 4 horas antes de ser asesinado. También estuvo en África donde descendió a las minas para ser testigo de las deplorables condiciones laborales en las que se extraían el oro y los diamantes.
A bordo de un tanque, varada en el Ártico o sobre un buque que recibió un torpedo, Margaret se ganó el apodo de Maggie la Indestructible por su presencia férrea y oportuna en los distintos conflictos bélicos que cubrió.
“El verdadero secreto de la vida para mí fue mantener en medio de los imparables eventos una tranquilidad interior. Elegí una vida que lidiaba con excitación, grandes calamidades, triunfos humanos y sufrimiento. Para entregarme por completo a documentar y tratar de entender estas cosas, necesité una serenidad interior como un medio de balance”.