Conocida como “La Diva Turca”, Leyla Gencer es la soprano más famosa de la historia de Turquía, una figura destacada del renacimiento belcanto del siglo XX. Desarrolló la mayor parte de su carrera en Italia y cantó como prima donna durante 23 años en el Teatro alla Scala en Milán, considerado el templo de la ópera.
Nació en la “Villa de los polacos”, una localidad ubicada en el lado asiático de Estambul, creada a mediados del siglo XIX para albergar a refugiados que huyeron de Polonia tras la Revolución de los Cadetes. Su madre pertenecía a una familia aristocrática de origen polaco y su padre era un negociante turco musulmán.
Estudió en el Liceo Científico Italiano de Estambul, institución privada asociada al Consulado de Italia. Comenzó su formación en canto en el Conservatorio de Estambul, luego tomó clases privadas con la soprano Giannina Arangi-Lombardi y con el barítono Apollo Granforte.
Cantó en el Coro del Teatro Estatal turco. En 1950 debutó en la Ópera de Ankara como Santuzza en el melodrama “Cavalleria Rusticana” de Mascagni. Tres años después viajó a Italia para dar un concierto radiofónico en el marco del Acuerdo Cultural firmado entre Turquía e Italia. Fue tal su éxito que volvió a desempeñar el papel principal de la obra escrita por Mascagni en el Teatro di San Carlo de Nápoles.
En 1957 se presentó por primera vez en el Teatro alla Scala como Madame Lidoine en el estreno mundial de “Dialogues des Carmélites” de Francis Poulenc. Considerada una de las artífices del resurgimiento del belcanto romántico, se convirtió en una estrella internacional. A lo largo de su carrera interpretó más de 70 papeles. Dicen que su momento más memorable fue su actuación en Réquiem de Verdi.
El estado turco la distinguió con el título de “Artista del Estado” en 1988 y en 1995 se constituyó un concurso bianual de canto que lleva su nombre. En sus últimos años dirigió la Escuela de Jóvenes Talentos del Teatro Scala. Tras su muerte en 2008, sus cenizas fueron esparcidas en las aguas del Bósforo en Estambul.