El pueblo Arhuaco vive en las alturas, bien arriba en la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia. Se distingue de otros grupos originarios de la zona por sus ropas blancas y sus mochilas típicas usadas por hombres y mujeres. Han sufrido por décadas la violencia de grupos paramilitares en la zona, como de la ignorancia de instituciones oficiales; los Arhuaco han tenido que sacar la voz y defenderse. Leonor Zalabata lleva toda su vida trabajando por su pueblo, y representándolo ante el resto de Colombia y el mundo.
En el último siglo, misioneros Capuchinos fueron los encargados de llevar la educación hasta la montaña, pero atropellaron la cultura y el idioma irkum. Zalabata, siempre una alumna destacada y líder desde pequeña, se crió bilingüe, hablando su idioma nativo además del español. Obtuvo una beca y estudió odontología social en la universidad de Antioquía, siendo una de las pocas de su pueblo en recibir instrucción formal superior en aquella época. Ella quiso volver con los suyos, y comenzó a trabajar como auxiliar dental; ahí se dio cuenta que los Arhuaco sufrían de seria desnutrición y otros problemas alimenticios. Partiendo por la salud, comenzó a trabajar por conseguir bienestar para los suyos, guardando siempre el respeto por su espiritualidad y costumbres.
Adquirió mayor notoriedad en 1990, cuando tres representantes de los Arhuaco en la Asamblea Nacional Constituyente fueron asesinados. Fue Zalabata quien lideró las protestas ante los militares responsables de un crimen que por décadas quedó sin responsables. Madre de cinco hijos y abuela, se convirtió en la representante de su pueblo en organizaciones internacionales y diversas comisiones de las Naciones Unidas.
No sólo ha luchado por los derechos humanos de los indígenas de Colombia, ha peleado por la educación bilingüe de los niños. Fue candidata al Parlamento Andino y en 2007, ganó el premio internacional de DDHH Anna Lindhs, entregado por Suecia; se dijo que su trabajo le daba voz a los que nunca son escuchados.