La esgrima es un deporte poco tradicional en Chile; un deporte bastante técnico, donde la experiencia ayuda a avanzar en cada encuentro. Por lo mismo, que la chilena Katina Proestakis haya clasificado para los Juegos Olímpicos de Tokio en esta disciplina, con solo 18 años, es una hazaña digna de aplausos.
Katina nació en Antofagasta, donde con sólo siete años comenzó a practicar esgrima en un club local; le interesó porque parecía algo muy distinto.
Cuando tenía 12 años, la familia de Katina se trasladó a vivir a Houston, Estados Unidos, por el trabajo de su padre. Katina, además, podía mejorar su entrenamiento en ese país. De estar en competencias con seis personas, en Estados Unidos Proestakis debía lograr cupos entre cincuenta. Debió adaptarse también al cambio de idioma y de cultura.
Comenzó a destacar en torneos, pasando de encuentros panamericanos a mundiales. En 2017 ganó la medalla de oro en los Juegos Suramericanos de la Juventud.
En 2021, se enfrentó al torneo Preolímpico en Costa Rica, donde compitió por primera vez en la rama adulta en Florete. Después de una intensa preparación, no solo física sino que también sicológica para enfrentar la presión del encuentro, Katina Proestakis ganó cuatro de los cinco combates en fase de grupos. Al final, se enfrentó a una competidora colombiana, y triunfó, convirtiéndose oficialmente en una seleccionada olímpica.
Además de tener los Juegos Olímpicos por delante, Katina ya tiene lista su entrada la Universidad de Pensilvania, para estudiar Economía y seguir entrenando esgrima.
Cuando le preguntaron por la presencia femenina en el mundo del esgrima, Katina afirmó: “Como es un deporte de combate, la gente puede decir que no es un deporte muy femenino, pero yo encuentro que nosotras somos guerreras. Da lo mismo mientras uno disfrute lo que está haciendo, y le ponga garra y fuerza”.