La educación escolar en Chile estaba exclusivamente en manos de la Iglesia hasta buena parte del siglo XIX. Isabel Le Brun fue una de las dos mujeres –con Antonia Tarragó- que empujaron la secularización, enfocadas especialmente en darle acceso a conocimientos a las jóvenes de la época. Su trabajo hizo que se pavimentara el camino para el acceso femenino universitario en el país.
Nació en San Felipe. Isabel Le Brun se casó, tendría un hijo que siguiendo los pasos de sus padres educadores se convertiría en intelectual. La información sobre su vida personal es escasa, como la de muchas mujeres notables que ayudaron a transformar la historia chilena femenina. En 1875, Isabel Le Brun fundó el Liceo Recoleta, que más tarde llevaría su nombre, un establecimiento privado que entregaba educación a mujeres, no sólo en primaria sino que se extendía a la secundaria o el bachillerato. Esto había sido precedido sólo por el liceo Santa Teresa, creado por Tarragó hace unos años. Eran las primeras instituciones que le daban a las mujeres el mismo tipo de educación que a los hombres.
Le Brun y Tarragó generaron un debate mediático en la época con su llamado a la educación. Le brun levantó una petición para que sus alumnas pudieran dar los exámenes para entrar a la educación superior, algo hasta entonces no permitido. Tarragó y Le Brun mandaron misivas al consejo de la Universidad de Chile, también a medios, lo que comenzó una discusión de editoriales y opiniones sobre por qué a las mujeres se les negaba el paso.
Dos años después de la creación del Liceo Recoleta, y tras la discusión impulsada por Le Brun y Tarragó, el Ministro de Justicia Luis Amunátegui crea el siguiente decreto: “Se declara que las mujeres deben ser admitidas a rendir exámenes válidos para obtener títulos profesionales con tal que ellas se sometan para ello a las mismas disposiciones a que están sujetos los hombres”.
Hoy en Santiago hay una estatua en honor a Le Brun, junto a Tarragó, por su trabajo por la educación femenina.