Claudine André es una conservacionista reconocida por su trabajo en el bienestar animal, y por crear “Lola ya Bonobo”, el único santuario de protección del mundo para bonobos.
Nació en Bélgica, pero dejó su país natal a corta edad para mudarse a Kinshasa, República Democrática del Congo, junto a su padre que era veterinario. Él la acercó a su amor y trabajo por la naturaleza y la vida animal. Cuando Claudine trabajaba como voluntaria en el zoológico de Kinshasa irrumpió la guerra civil del país, lo que la hizo darse cuenta cómo el conflicto afectaba la vida de los bonobos, quienes morían por falta de alimentos, la cacería y el tráfico.
Su labor comenzó en 1994 con la Asociación de Amigos de Bonobos en el Congo (ABC), pero no fue hasta el 2002 que creó “Lola ya Bonobo”, que significa paraíso de los bonobos en la lengua de Kinshasa. La entidad trabaja por la conservación y protección de la vida de los pequeños chimpancés, muchos de los cuales son rescatados del tráfico animal o son huérfanos debido a la cacería; son principalmente asesinados para el consumo de carne silvestre, acción que muchas veces es motivada por la hambruna de la población.
El santuario rehabilita a los bonobos, que en su mayoría son crías huérfanas con gran desnutrición y con severos traumas. Los primates son atendidos, se les otorga una madre sustituta y se desenvuelven en un ambiente semi natural para luego devolverlos a su vida silvestre en una tierra protegida llamada “Ekolo ya Bonobo”, que significa tierra de bonobos.
El trabajo de Claudine se ha ampliado gracias a las diversas donaciones y el apoyo de otras fundaciones. En 2007 se creó la Asociación de Amigos de Bonobos Europea (ABE) para cooperar con la ABC en la masificación del trabajo de la entidad en el continente europeo.
La conservacionista, activa hasta hoy, ha sido reconocida con el premio Badham- Evans, por el compromiso de las mujeres con la vida silvestre, con el reconocimiento belga Príncipe Laurent y distinguida por la Orden Nacional al Mérito de Francia.