A los ochenta y nueve años vendió su primer cuadro. Ahí comenzaron los años más reconocidos de la carrera de esta prolífica pintora cubana, maestra del expresionismo abstracto. Carmen Herrera destaca por su estilo denominado hard edge, de líneas rectas, ángulos y colores planos que crean geometrías irregulares en cuadros llenos de color.
Las influencias de su trabajo se remontan a su breve paso por la Escuela de Arquitectura en la Universidad de La Habana, la que dejó para casarse con Jess Lowenthal, con quien viajó a Europa a finales de los cuarenta. Fue ahí donde conoció el expresionismo abstracto, corriente que sería determinante en su obra.
En París se limitó a pintar, con solo dos o tres colores, formas que se entrelazaban dando cuenta de la influencia arquitectónica en su trabajo. Exhibió en el Salón des Réalités Nouvelles, donde artistas como Jean Arp y František Kupka habían mostrado su obra, pero Carmen Herrera pasó sin pena ni gloria. La pareja volvió a Nueva York en 1953 y la artista se confinó en su taller. Nunca sintió la presión de mostrar su obra ni de vender, solo continuó pintando, animada por su marido. Cuando recientemente se le preguntó que cuál era el mejor consejo que le podía dar a una artista joven, contestó: “Paciencia, querida, paciencia”.
Su trabajo minimalista fue exhibido en el Museo del Barrio en 1998, pero no se popularizó sino hasta 2009, cuando la galería IKON de Birmingham exhibió una retrospectiva de su arte. En 2007, el curador Nigel Prince estaba organizando una exhibición sobre modernismo latinoamericano y se encontró con el nombre de Carmen. Viajó a Nueva York para conocerla y no pudo creer cómo su obra temprana se adelantaba y proponía una nueva visión sobre el arte de los cincuenta. La exhibición tuvo tal éxito que tuvo que itinerar al Museo Pfalzgallerie de Kaiserslautern.
En 2017 el Whitney Museum of American Art le dedicó la muestra Carmen Herrera: Lines of Sight, un recorrido amplio por la obra de una de las pioneras del movimiento minimalista geométrico, que destaca por su uso de la línea y el color para crear formas radicales en la abstracción.
Hoy, la obra de Herrera forma parte de la colección del MOMA, del Tate Modern de Londres y del Museo Hirshhorn. Su cuadro Sin título (Naranja y Negro), de 1956, se vendió por 1.179.000 dólares en una subasta en 2018, un hito para la carrera artística de Carmen, quien a sus más de cien años nunca ha dejado de pintar en su taller.
* Esta bacana es parte de nuestro libro Mujeres Bacanas Latinas.
Fotos: The 100 years show, Whitney Museum.