El estilo personal y femenino de la escultora Camille Claudel muchas veces ha sido opacado por la figura de Auguste Rodin, quien fuera su maestro y amante. Pero su afición y talento por la escultura se remonta a su infancia, donde se dedicaba a esculpir los rostros de su familia y seres queridos en el barro.
En 1892 Camille es admitida en la Escuela de Bellas artes en París y un año más tarde comienza a trabajar en el taller de Auguste Rodin donde no sólo es una de las alumnas aventajadas, sino que además posa para él y colabora en la creación de la obra “La puerta del infierno” del escultor.
Camille Claudel se convirtió en compañera y amante del gran escultor, lo acompañaba a las reuniones artísticas de la capital. De él aprendió el arte de esculpir llegando a superar, el talento de Rodin. Sin embargo nunca obtuvo el reconocimiento de sus pares del circuito artístico, ya que no concebían que una mujer pudiera desarrollar tales piezas escultóricas, e incluso hacían correr rumores de que sus obras eran realizadas por el famoso escultor y no por ella.
Al mantenerse a la sombra de Rodin, empieza a desarrollar una situación de amor-odio por el escultor, ya que todo el reconocimiento público y alabanzas las recibía él y ella no era vista más que como la alumna y amante no reconocida. Finalmente termina su relación al darse cuenta que Rodin nunca dejaría a su mujer y ella se mantendría en la sombra profesional del escultor.
Se mantuvo años sin salir de su casa, se alejó del mundo en su taller para trabajar en la escultura y en 1905 realiza su primera gran exposición. Pero luego de ésta comienza con crisis nerviosas que la llevan a destruir gran parte de sus obras, en 1913 es internada en el Hospital psiquiátrico de Ville –Évrad.
Camille pasó los últimos 30 años de su vida internada con la única visita de su hermano, el escritor Paul Claudel. Falleció en 1943 en la institución mental de Montdevergues.