Fue una de las figuras más importantes del feminismo latinoamericano y caribeño del siglo XX: la poeta y educadora Camila Henríquez Ureña insistió en que para la emancipación de las mujeres es necesario la autonomía económica, lo que se puede lograr a través de la educación. Ensayista y crítica literaria, hizo contribuciones al campo de los estudios literarios, culturales y feministas. Su obra se difundió en República Dominicana, su país natal, recién después de su muerte.
Proveniente de una familia de intelectuales dominicana, hija de la reconocida poeta nacional Salomé Ureña y de Francisco Henríquez y Carvajal -quien fue presidente interino de República Dominicana- quedó huérfana de madre a los cuatro años y creció al alero de sus hermanos.
A los nueve se mudó con su familia a Cuba. En 1917 se doctoró en Filosofía, Letras y Educación en la Universidad de La Habana. Emigró a EE. UU. donde se desempeñó como profesora en la Universidad de Minnesota. Tres años después regresó a Cuba y adoptó la ciudadanía cubana. Fue profesora de Lengua y Literatura Españolas en una Escuela Normal, formó parte de organizaciones feministas. Fundó la revista cultural cubana Lyceum.
En 1932 se mudó a París para estudiar en La Sorbona. Dio conferencias en distintos países de Latinoamérica. Más adelante se trasladó a Nueva York donde se convirtió en profesora de La Universidad de Vassar y de Middlebury College. En 1939 publicó su famoso ensayo “Feminismo” denunciando el nulo reconocimiento que ha tenido la labor de cuidados realizada por las mujeres.
En la isla participó en la reorganización de la Universidad de La Habana y colaboró con el Ministerio de Educación en la elaboración de nuevos planes de estudio escolares y universitarios. También hizo clases en cárceles, espacios radiales y talleres de alfabetización. La Universidad de Santo Domingo de su país natal, en reconocimiento a su aporte a la cultura latinoamericana, le confirió el título de Profesora Honoraria.