Cada 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua, buscando generar conciencia sobre la importancia del recurso hídrico y generar acciones para su consumo sostenible.
Según la ONU, actualmente 1 de cada 4 personas en todo el mundo carecen de agua potable segura y 74 millones de personas verán acortada su vida a causa de enfermedades relacionadas con el agua, el saneamiento y una higiene deficiente.
Hablar de crisis climática e hídrica implica también abordarla desde la perspectiva de género, pues no solo son las niñas y mujeres quienes se ven mayormente afectadas por sus consecuencias, sino que también son ellas quienes garantizan y gestionan el recurso al ser las jefas de hogares y cargar con tareas domésticas y de cuidado.
Además, la agricultura es la principal fuente laboral de las mujeres de países de ingreso bajo y mediano, teniendo un papel primordial en las economías rurales. Según Save the Children, las mujeres y las niñas constituyen más del 40 % de la mano de obra agrícola y se encargan del 60-80 % de la producción de alimentos.
Ante la sequía, se ven obligadas a desplazarse fuera de sus territorios para acceder al recurso y mantener sus cultivos. “Se calcula que el 80 % de las personas desplazadas por el cambio climático son mujeres, Cuando las mujeres se desplazan, corren un riesgo mucho mayor de sufrir violencia” (ONU).