Es la mejor tenista mujer de la historia de Chile. Además, en 1937 consiguió ser la mejor tenista femenina individual del mundo, con lo que se transformó en la única latinoamericana en ostentar esa categoría. Anita Lizana obtuvo en total veinticuatro títulos, diecisiete individuales y siete en dobles.
«La Ratita», como la apodaban por su menudo cuerpo y su agilidad, nació en 1915 en Santiago. Su carrera deportiva comenzó desde niña gracias a que su padre y su tío la entrenaban. A diferencia de sus hermanos, que jugaban tenis esporádicamente, Anita vio en la raqueta un estilo de vida. Para poder practicar, esperaba que los socios del club Riege des Deutschen Vereins, donde su padre trabajaba como administrador, se fueran para ocupar las canchas. Su esfuerzo rindió frutos: cuando tenía once ganó su primer campeonato y a los quince fue campeona nacional adulta. Sus condiciones eran claramente sobresalientes, considerando que en Chile este deporte recién se estaba profesionalizando, por lo que Anita se propuso salir al extranjero. Logró juntar ciento veinte mil pesos de la época con el apoyo de sus seguidores, y partió a Europa y a Estados Unidos en 1935. Allí comenzó una racha que la llevó a debutar en Wimbledon y Roland Garros, y a conquistar el quinto lugar en el ranking mundial.
En 1937 disputó el título de Forest Hills (el actual Abierto de Estados Unidos) contra la polaca Jadwiga Jędrzejowska. Al final del partido cayó desmayada por el esfuerzo y la emoción de haber conseguido el 6-4 y 6-2. Ese triunfo la llevó a convertirse en la número 1 del mundo cuando tenía solo veintidós años y a ser la primera latinoamericana en ganar un Grand Slam en individuales.
Anita regresó triunfante a Chile, fue condecorada por el presidente Alessandri y saludó a miles de compatriotas desde el balcón del Palacio de la Moneda. Sin embargo, fue celebración y despedida, ya que la tenista se casó con el escocés Roland Ellis, se asentó en Dundee, Escocia, y tuvo tres hijas. Mientras ocurría la Segunda Guerra Mundial, fue campeona nacional de Escocia y Suecia. Durante años se mantuvo alejada del tenis que se disputaba en los torneos internacionales. Trató de reincorporarse en 1946 en Wimbledon, pero solo llegó a segunda ronda, por lo que decidió retirarse de forma definitiva.
En 1966 fue invitada por el presidente Eduardo Frei Montalva a jugar en Chile para el Campeonato Sudamericano y un Estadio Nacional repleto la vitoreó. La campeona murió de cáncer en 1994. Hoy, sus hijas procuran que su nombre siga figurando en la historia del deporte chileno.